Por diferentes mudanzas familiares, he recuperado todos mis vinilos que tenía desatendidos hace mucho tiempo. Aparecieron los CD’s, y olvidé muchos amores. Tarde o temprano, la música no tendrá soporte físico, será sólo bytes, y también olvidaremos rápido nuestro actual alimento (ya estamos en ello).
El caso es que aquí los tengo de nuevo. Y tengo hasta un viejo equipo que suena de maravilla, y he recuperado el kriss-kriss de toda la vida.
Y uno se da cuenta de lo rápido que pasa todo. Como ir mirando por la ventana de un tren, sin realmente fijar la mirada. Qué tiempos, qué discos, qué épocas, qué risas, qué lloros, qué amores, qué amigos...
Pero prácticamente todos los que he escuchado, están rayados en la última canción de cada cara. No se si será un problema de la aguja o del plato o una coincidencia.
Pero me gusta pensar que simplemente son momentos del pasado que se repiten una y otra vez, que luchan por quedarse, ahora que han vuelto a tener una oportunidad.
El caso es que aquí los tengo de nuevo. Y tengo hasta un viejo equipo que suena de maravilla, y he recuperado el kriss-kriss de toda la vida.
Y uno se da cuenta de lo rápido que pasa todo. Como ir mirando por la ventana de un tren, sin realmente fijar la mirada. Qué tiempos, qué discos, qué épocas, qué risas, qué lloros, qué amores, qué amigos...
Pero prácticamente todos los que he escuchado, están rayados en la última canción de cada cara. No se si será un problema de la aguja o del plato o una coincidencia.
Pero me gusta pensar que simplemente son momentos del pasado que se repiten una y otra vez, que luchan por quedarse, ahora que han vuelto a tener una oportunidad.