Son estos días propicios para los viajes. Miles de personas se echan a las carreteras, vías o aires para olvidar por un tiempo los lugares donde se fraguan sus alegrías y tristezas, éxitos o fracasos. Familias o amigos se unen sin importar los kilómetros recorridos para ello. Y los viajes de estas fechas tienen un cierto halo de melancolía del que carecen, por cierto, los estivales.
Incluso yo agarro mañana el coche para un viajecito a Madrid a ver a toda la gente que tengo por allí. Y siempre son agradecidos los encuentros.
También sabemos que muchos de estos viajes tienen un mal final, y esos encuentros quedan interrumpidos para siempre, con el aguijón añadido de ocurrir en estas fechas. Tal vez sea el impuesto que tengamos que pagar por nuestro desarrollo tecnológico.
Pero el viaje interrumpido que más me ha interesado estos días ha sido el de la nave europea Beagle2 a Marte. Tiene que haber llegado ya, o al menos tenía que haberlo hecho, pero aunque le llamamos, una y otra vez, no responde. Ni ella nos llama. Y nos ponemos nerviosos, pensamos lo peor, rozamos la zozobra. Imaginamos que puede haber tenido un problema inesperado, que todo esto es un mal sueño. Tratamos de no perder la esperanza.
Y a mí me parece una terrible metáfora de la masacre que ocurre a diario en nuestras carreteras.
Y como curiosidad, esa llamada que esperamos de la nave no es otra cosa que música, esa es la manera de comunicarse con ella. Y esa música son simplemente unas hipnóticas notas compuestas por Blur. Qué gran honor (por no entrar, en una espera tan incierta como la actual, en lo que hayan tenido que pagar, que, en este mundo, todo tiene un precio), pero qué terrible ansiedad debe estar provocando en ellos la espera. (Aquí podéis escuchar la sintonía, vía El País).
Duro, pero es ley de la vida que nos hemos montado
Suena la corriente: "Parklife" - Blur
viernes, 26 de diciembre de 2003
Viaje interrumpido
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