jueves, 29 de enero de 2004

Corazón loco

Viene Ella y me dice que tiene extrasístoles. Según el cardiólogo, no es nada grave. Una especie de arritmia bastante común. Son impulsos cardiacos que se originan precozmente y se adelantan al ritmo de base. Nada de qué preocuparse, aunque hay que tener cuidado.

Claro, un médico te dice eso y se queda tan campante, pero tú te vienes todito. Pero que no, que no, que no es grave. Ya se sabe, al ritmo al que vivimos, el estrés, los nervios, el trabajo. Vamos, lo normal.

La teoría dice que trabajamos para vivir, pero a veces parece que lo hiciéramos para morir (ya se me ha tenido que escapar la palabreja esta!). Vivir es mucho más, ya, pero nos pasamos la gran parte de nuestra vida trabajando, y eso va minando nuestras defensas. ¡Pero es necesario! ¡Dignifica! ¡A la santidad por el trabajo! ¡Y un carajo!

Lo malo es que la teoría no vale para nada. La teoría también dice que aquí, un servidor, tiene alma de bon vivant, pero la práctica se empeña en destrozar día tras día este genuino sentimiento.

El caso es que, popularmente, a estos extrasístoles se les describe como un "vuelco en el corazón”. Que es lo que Ella mismamente me decía todos los días que sentía, y que uno, engreído y vanidoso, achacaba al magnetismo irresistible que cree irradiar. Y no, mira por donde, no era yo la causa (si cuando no me gustan los médicos, será por algo).

Pero cada noche, al acostarme, sueño con que al menos uno, solo uno, de esos latidos adelantados tenga algo que ver conmigo. No es mucho pedir.



Suena la corriente: "Corazón loco" - Glutamato Ye-Yé