Creo que me largo de viaje (al menos eso me gustaría).
Ya estoy inmerso en toda clase de preparativos. Tengo el casco con visor polarizado, el traje antigravedad, la mochila con los sistemas de temperatura, oxigenación, telemetría y comunicaciones, y en cuestión de minutos me pongo a buscar un pasaje para el primer vuelo interestelar que encuentre por Internet.
Distancia a recorrer, 50 años luz. Zona geográfica, constelación de Centauro. Destino final, el planeta BPM 37093. Pero no, no voy para quedarme, sino para traérmelo. No se cómo me las arreglaré. Ya se me ocurrirá algo.
Porque aturdido por las excesivas miserias que generamos por estas tierras, me quedo con el cadáver de esta estrella. Claro, que este es un cadáver de lujo. Y tiene un corazón de oro. Bueno, de oro no. De diamante. Concretamente, el núcleo de este planeta (al que llaman Lucy, por la canción "LSD" de los Beatles) ha cristalizado, y se ha convertido en un diamante. Una piedra preciosa de 10.000 quintillones de quilates.
Y uno, que tiene un corazón no de diamante, pero romántico (aunque haya estado muchos años, y aún lo esté, en excedencia), ha decidido regalar esta joyita a Ella.
Así que no sé cuanto tiempo estaré fuera, pero guardadme el secreto. Que no se entere.
Quiero que sea una sorpresa.
Suena la corriente: "Space Oddity" - David Bowie