Recibo correo de un amigo (de esos que incluyes cuando los cuentas con los dedos de una sola mano). Comentarios, chascarrillos, novedades. Y noticia sobre el confinamiento en casa ajena del pequeño retoño, que aquejado de varicela, amenaza con aprovechar la falta de anticuerpos de su padre para oscuras interrelaciones víricas (y a nuestra edad, la idea de ir por ahí con varicela me produce rubor).
Presentación del nuevo libro de Sabino Méndez, "Limusinas y estrellas. Medio siglo de rock, 1954-2004", (Espasa). Me pregunto si con ese título es realmente necesaria una presentación que tenga algún interés más que el meramente comercial. Creo que queda claro el contenido del mismo. Variante más, variante menos, dudo que se dedique a analizar, pongamos por caso, las consecuencias psicológicas de la ausencia de sexo no de pago en los miembros masculinos de perdidas sociedades matriarcales.
Es bueno leer rock. Pero es difícil encontrar rock escrito con una calidad aceptable. El público rock son borregos atolondrados, gritan aún numerosos subconscientes. Además, el crítico rock con ínfulas de novelista que resulta incapaz de hilvanar una historia atractiva, bien puede escribir sobre tal o cual artista de su preferencia.
Sabino Méndez componía y tocaba la guitarra en la primera etapa de Los Trogloditas de Loquillo (invierto el orden porque me apetece). Fue la etapa más estimulante de un grupo implacablemente aplastado por el insaciable ego de su líder (a quien también aprecio, y no lo digo para calmar su conocida mala leche si leyera esto, cosa que dudo).
Sabino Méndez se perdió en mil malas calles. Reapareció hace años como escritor. "Corre, rocker" (Espasa) le sirvió para ajustar ciertas cuentas con su pasado y sus personajes, y me sirvió para pasar un buen rato con una escritura rock más que decente.
Presentación, como digo, de la tinta fresca recién lanzada, a la que habrá que dar una oportunidad. Y el autor, aún convaleciente de una varicela contagiada por su hijo menor (a su edad, qué cosas).
Mi amigo no es Sabino Méndez. Al menos eso he creído siempre. Pero estas coincidencias en el plazo de pocas horas me mosquean.
Por favor, dejad que los niños se aparten de mí (al menos por un tiempo).
Suena la corriente: "I'm a rocker" - Stray Cats