La auténtica semana de pasión empieza hoy, cuando el muro de la vuelta a la rutina habitual nos parece inaccesible.
Y debemos refugiarnos como perritos asustados en aquellas cosas que son tan nuestras, tan íntimas, tan personales, que hasta nos cuesta hablar de ellas. Para que ellas ayuden a superar los desasosiegos que produce toda vuelta.
Y busco que me quieran (y quiero) como Laurie Anderson a sus perritos. La hipnótica creadora de aquel anzuelo electrónico que bajo el nombre de "O Superman" sorprendió los oídos de la escena más "artie" del Nueva York del 82 ha declarado que quiere a su "compañero sentimental tanto como a su perro. Siento por los dos la misma forma de amor".
Del nombre del perro nada dice, ni del de su compañero, pero tratándose éste de uno de los niños malos del rock, gusta más esa comparación perruna. Porque si Lou Reed (que saca ahora su nuevo doble en vivo, "Animal serenade", eso sí, sin el tío del kimono de sus últimas actuaciones) es amado por su compañera tanto como al can que acompaña sus días, todavía hay esperanza en el mundo (que tal como nos lo están dejando unos cuantos, mejor empezar a evacuarlo).
Pues eso, que a pesar de que en mis vidas anteriores haya podido ser un niño malo, también quiero ser amado como un perrito.
(Por cierto, Mr. Reed, ¿será la edad?)
Suena la corriente: "NYC Man" - Lou Reed