viernes, 2 de abril de 2004

Daños colaterales

Sigo lejos. Recordando mis cosas, mis calles, mis neuras, mis lecturas (poco tiempo para libros y bitácoras), y a Ella.

Y en el poco tiempo que puedo dedicar al periódico, leo muchas barbaridades. Todas tocan a muerte. Cuatro civiles masacrados en vida (y después) en una guerra que nunca debió existir. Y sufrimos y nos indignamos.

Y leo que tras hacer una semblanza de todos los fallecidos en Madrid el 11-M, alguien escribe que se sorprendió al descubrir la tremenda importancia particular de cada vida (El País, 31/03/04).

Y yo soy el que se asombra ahora. Una duda nace y crece poco a poco. ¿No nos estaremos indignando porque son de los nuestros, de países "desarrollados" y "ricos"? ¿Cómo alguien puede tener la osadía de llorar sus muertos y llamar a otros inocentes "daños colaterales"?

Por supuesto que cada vida es única. Pienso en Ella, en mi familia, en mis amigos, en vosotros. ¿Por qué la gente que se me escapa a mí me va a doler más que la que se le escapa a un inocente que sufre una guerra que no es la suya?

La mayoría de los gobernantes que nos han tocado no son buenos o malos. Simplemente no son humanos.

¿Daños colaterales? Espero que ellos sí que los sufran.

Y yo sigo pensando en mi gente. Mañana cada vez está más cerca.



Suena la corriente: "Dead man walking" - Bruce Springsteen