Dicen que la edad real de una persona viene reflejada más en su espíritu que en su documento. Hay jóvenes que son viejos muy viejos, y viejos jóvenes muy jóvenes. Y no seré yo quien contradiga esta hipótesis (por la cuenta que me trae). La próxima década cada vez está más cerca, y aunque todavía me queda un tiempo precioso, a veces pienso que tengo ya la crisis propia por adelantado.
Pero que en un mundo tan asquerosamente consumista y comercial como el que vivimos la edad externa es la que fija demasiados parámetros de actuación es algo indudable. Y en el de la mal llamada música actual (mezcla de bazofia y marketing cuyo único fin no es la creación artística, sino la venta), esa edad externa se convierte en tótem a idolatrar.
Leo esta curiosa, y demostrativa historia. The Alarm tuvieron su efímero, pero corto, momento de gloria durante los 80. A la estela de U2, practicaban un fornido rock de corte épico, y consiguieron que al menos su primera rodaja contuviera algunos minutos que por momentos sonaban a clásicos (fueron clásicos efímeros, si cabe esta expresión).
Cansado de que las emisoras musicales británicas no le hicieran puñetero caso, Mike Peters decidió sacar su nuevo trabajo bajo un nombre distinto, The Poppyfields. Y para la grabación del vídeo, contrató a un grupo de jovenzuelos, The Wayriders, que cumplían a la perfección los parámetros estéticos y de edad exigidos por la comercialidad actual.
Oh, sorpresa, el tema que en manos de The Alarm no había sido digno ni siquiera de ser escuchado por los popes de la modernidad, subió como la espuma en las listas de éxito. Al menos hasta que el propio autor descubrió el montaje y saboreó el dulce gusto de la venganza.
¡Qué desfachatez la de este tipejo!, gritarán nuestros popes particulares. Aquí, en este santo país, donde los chicos de OT (esos pequeños cabritos) representan a nuestra juventud más pujante, no pasa esto. Nuestra cultura musical está sumamente asentada, comentará esa gentuza que concibió OT (esos grandes cabrones).
Y el 95 % de las emisoras de radio asentirá. Y el 100 % de las cadenas de televisión asentirá. Y la gran mayoría de los trileros de las discográficas asentirá. Y el atontao de Teddy Bautista asentirá. Y todos se abrazarán unos a otros, y se harán pajas mentales, y se bañarán en sus propios jugos vaginales, que mezclados con su esperma, caerán en cascada sobre los oídos de la atontada juventud, para que beban, beban, de las mismísimas entrañas de los popes musicales del país.
Como decía ayer, hay que joderse.
Suena la corriente: - "Declaration" - The Alarm