No les digamos que han muerto.
No les dejemos para siempre la tristeza reflejada en sus ojos cada vez que vean el mar. No les dejemos que sus lágrimas salen aún más el agua que también les hará vivir.
Digámosles mejor que el mar les ha abrazado para siempre. Que el mar necesita tanto a los suyos, que a veces les llama para que estén junto a él, para que no se quede solo, porque como a ellos, la soledad y la oscuridad también le produce miedo.
Digámosles mejor que cada vez que salgan al mar, estarán más cerca de sus padres y hermanos, que les estarán cuidando, porque ahora ellos son cada una de las gotas que mojan su barco.
Digámosles mejor que el mar es la vida, que de él venimos, que de él somos. Que un mundo sin mar, solo tierra, no puede ser mundo, pero un mundo sin tierra, solo mar, siempre tendrá vida.
Cualquier despedida es difícil.
Pero hagámosla de otra manera.
Suena la corriente: "(Sittin' on) The dock of the bay" - Otis Redding