Hay coincidencias que me encantan. Sin saber por qué, pueden llegar a encadenarse pequeñas tonterías, que juntas, alegran un día, una semana, un més.
Escribía el viernes una diatriba contra un mindundi del que no quiero seguir hablando, y la música que acompañaba la corriente era una vieja canción del viejo Ian Hunter. El sábado me entero que estará girando por aquí (el viernes día 11 en Bilbao, Kafe Antzokia), y esta mañana vuelvo a leer sobre él en los (buenos) papeles de Nando Caballero.
Bien, tanto tiempo sin acordarme de esta vieja gloria, y de golpe, en un fin de semana, me lo encuentro por todos lados. El que fuera líder de Mott The Hoople reaparece y se patea unos escenarios cercanos. Fantástica ocasión de echar un vistacito atrás. A esa banda que fabricó rock sudoroso a principios de los 70, que fue un estandarte del llamado glam-rock (machos heteros en un mundillo que jugaba a ser gay), que fueron producidos por Bowie, que influyeron sobremanera en los mismísimos Clash (admiración mutua, Mick Jones llegó a producir alguna rodaja de Hunter), y de la que salieron carreras como las del propio Hunter o la de Mick Ralphs, que les dejó para formar Bad Company.
Ni idea cual será el estado actual de Ian Hunter, ni idea del tamaño de su barriga y sus rizadas melenas, ni idea del estado de sus sempiternas gafotas de sol.
Ni idea, oiga, pero que me tomaré unas cuantas cervezas a dos palmos de él, eso seguro.
Bueno, al menos así lo espero.
Suena la corriente: "All the young dudes" - Mott The Hoople