Cuando la boda de la tal Letizia, ellos, muy monos vestidos de negro y púrpura, dijeron que el hecho de que fuera divorciada no era problema porque para la Iglesia Católica los matrimonios civiles simplemente eran como si no existieran.
Muy bien, siempre a su favor, pero lograron aclararme algunos puntos. Y me quedé satisfecho.
Pero coño, ahora ellos, que siguen muy monos vestiditos de negro y púrpura, arremeten contra los matrimonios entre homosexuales porque "son una injusticia, una discriminación y atentan contra el justo orden social". Vamos a ver, doy por hecho que el matrimonio entre estas personas va a ser siempre por lo civil, y si antes no existía este tipo, ¿ahora es tan peligroso?
Y esta gente tan negra y tan púrpura, tan mona ella, avisa del "inminente peligro para todo el sistema económico", así como acusan al parlamento de "excederse en sus atribuciones".
¡Alabado sea el altísimo! No solo quieren salvar nuestras almas, también nuestros dineros. Y encima ya no se erigen únicamente sobre el bien y el mal, sino por encima incluso del propio parlamento. Claro, es que su reino no es de este mundo.
Pues yo, que a veces también visto de negro (aunque sea un hombre tirando a gris) y que soy mono (resultón, decía mi abuela), estoy por hablar seriamente con Ella, pedir una excedencia en mi heterosexualidad, y buscar candidato para contraer uno de esos matrimonios tan peligrosos. Será porque me gusta pasear por el límite, o sólo por tocarles un poco las pelotas.
P.D.: Leo esta mañana que ahora equiparan dichas uniones homosexuales a la posibilidad de que se permitieran uniones de más de tres personas, tres hombres y cinco mujeres, por ejemplo. Vamos, variaciones de dos elementos tomados de varios en varios, o algo así.
Pues mira, igual terminan cayéndome simpáticos, si consiguen tamaña proeza.
Suena la corriente: "Russian roulette" - The Lords of the New Church