Bien. Es duro llegar a un pueblo de la costa levantina con la única intención de mantener unas reuniones de trabajo (mientras el resto de la gente pasea medio en pelotas camino de la playa).
Es duro que el hotel en el que me alojo esté algo más que lejos de dicha playa, y que además tenga tantos años, que sus líneas telefónicas y mi portátil se enfrentan a un abismo tecno-generacional de dificil solución.
Es duro que me tenga que ir a un ciber a enviar correos de trabajo, pero si encima me encuentro que en lugar de uno de esos ciber centrados en la navegación, éste parece una discoteca, llena de jovencitos abducidos por sus juegos en red y con una música chunda-chunda que aturde, ya más que duro, es la hostia.
Pero es durísimo comprobar que, por los inhumanos gritos que están pegando tres pendejos a mi espalda, creo que los tiros y bombas que están recibiendo en sus pantallas deben ser reales.
En fin, me voy a toda leche al coche a acurrucarme con mis sonidos.
Y ya habrá tiempo para volver a casa.
Y ya hay ganas para volver a Ella.
Suena la corriente: "Koniec" - Chucho
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