Os voy a contar una cosa. Sí, soy una puta estrella del rock. Pero además es que soy un jodido genio. No sé si os habéis dado cuenta de ello, pero yo lo tengo muy claro. Soy lo que se dice un autor prolífico, y además el porcentaje de jodidas bellezas que salen de entre las cuerdas de mi guitarra es altísimo.
Y bueno, los mamones de los críticos andan ahora cabreadillos conmigo, pero qué más da. Aún guardo las alabanzas sin fin que escribían cuando me consideraban la estrella emergente de lo que habían etiquetado como alt-country.
Qué tiempos aquéllos de los jodidos Whiskeytown. Y además, por si no lo sabéis, en el argot de mi ciudad Whiskeytown es la manera que tenemos de decir que uno se está emborrachando. Porque en mi calidad de estrellona, me encanta emborracharme. De hecho, me pasaría el día bebiendo, fumando, al fin y al cabo, de eso se trata, no, sexo, drogas y rock&roll. Y siempre ha sido así.
Vamos, que el otro día di un concierto en una ciudad por Europa, no sé muy bien, está nebuloso, pero creo que era Vitoria, casi como la de los Kinks, o algo así. Quince minutos de inicio cojonudos. Los palurdos no daban crédito. Pensaban que me iban a ver en plenitud. Abrid vuestras jodidas mentes. Que soy una jodida estrella. Y claro, empecé a escuchar voces, a ver cosas raras, y me di cuenta, que sí, Ryan, que tú no eres el cabronazo del Bryan, y estos jodidos aldeanos tal vez no lo sepan.
Ah, y esta mierda de músicos que me acompañan, qué coño se han creído. Paso de ellos, paso de vuestra jodida cara, paso de todos. Yo lo que quiero es emborracharme. Yo lo que quiero es seguir siendo una estrella. A ver si pueden seguirme.
Recordad esos quince minutos. Recordadlos y moriros. O vivid para contarlo.
Os quiero, aunque vosotros a mí no.
Fucking crazy man.
Estoy jodidamente chalado.
Como vosotros. O no?
Suena la corriente: "La Cienaga just smiled" - Ryan Adams