Quiero que me abraces, sentir tus manos, tu calor. Acurrucarnos en la cama, el uno contra el otro, y dejar pasar los días, estos días. Quiero sentirme pegado a ti. Dentro de ti. Y que el tiempo corra. O se pare.
Porque aunque sea por un momento, quiero sentir que no estamos solos. Tal vez me engaño, tal vez somos tan diminutos, tan insignificantes, que es posible que hasta no seamos. Pero, aunque sea un instante, me revuelvo contra ello.
Y quiero pensar que estando juntos, podemos borrar de nuestras mentes lo inconcebible. Aunque ha pasado. Y seguirá pasando. Y seguiremos limpiando nuestras conciencias. Enviando un aguinaldo. Pero al menos durante un segundo, cerremos los ojos y soñemos.
Y abrazados, susurrémonos canciones. Que las empiece Sam Beam, y luego nos atrevemos a seguirle. Con fuerza y suavidad. Hierro y vino. Iron and Wine. Nos lo han regalado. Para que no lo olvidemos. Para que se nos ponga la piel de gallina. Con sonidos tan básicos como la vida. Con sangre en cada estrofa. Alt-folk. Lo-fi. Soft-rock. Qué mas da. Sentimiento, bálsamo, sensación. Y quiero compartirla.
Y aunque a veces lo desee, no dejes que me quede sordo. Para escuchar el placer.
Y aunque a veces lo desee, no dejes que me quede ciego. Para verte.
Suena la corriente: "Our Endless Numbered Days" - Iron and Wine