Y debe ser que me voy haciendo cada día un poco mayor (vamos, como todo el mundo), pero ya con varias décadas encima (aquí gano yo, seguro). Eso sí, no diré cuántas por puro pudor (o pura vanidad, cualidad habitual en estos papeles en red).
El caso es que aún tengo momentos en los que interpreto intensidad como acción, fuerza como movimiento, energía como espasmo.
Pero, sinceramente, cada día estoy más a gustito aquí tirado, escuchando músicas que no carecen para nada de esas intensidad, fuerza y energía, pero creadas desde el sosiego.
Que me lo digan a mí, que me nieguen que las tonadas de Willard Grant Conspiracy no te entran como una bofetada de nostalgia, de desgarro, historias de perdedores, amores deseados y casi muertos antes de nacer, pero capaces de trasmitirte paz, calma, y a la vez emoción.
Será eso que llaman folk alternativo, o country de este siglo, o sonido de (sus) raíces, Americana (hay que joderse, una gran página de sonidos americanos, británica), lo que sea. El hecho es que el buenazo de Robert Fisher cada día me apasiona más.
O eso, o que, como decía, el tiempo pasa, en un santiamén. Y visto lo visto, un barbilampiño como yo lo tiene crudo si quiere estar a la (nueva) moda.
Esas barbas, señor, qué barbas!
Suena la corriente: "Regard the end" - Willard Grant Conspiracy