El tiempo. Pasa, rápido, veloz, sin saborearlo apenas. Y lo repito. Lo repito. Una y otra vez. ¿Será obsesión? ¿Será la crisis? Tendré que consultarlo. Con mi psicoanalista. Y eso que no tengo. Faltaría más.
Y te topas de frente con unos días repletos de guitarras. Guitarras vivas, directas. Acompañadas por las caricias de ELLA, sirvan para olvidar estas últimas semanas yermas.
El viernes, Matthew Sweet regalará de nuevo sus deliciosas melodías pop, pelotazos de sabor dulce, con esos juegos de guitarra que hicieron de su concierto el momento cumbre del último Azkena Rock. Una delicia, oigan.
El sábado, Dean Wareham se despedirá de nosotros, al menos con su propuesta Luna. Dice que se van, pero seguro que la emprenderá de nuevo con otras caras, con otras ideas, pero siempre con sus atmósferas, sus sonidos etéreos, sus guitarras punzantes y sus perezas.
El domingo, Elliott Murphy tendrá su cita anual, que cada vez se convierte más en (al menos) una doble cita anual, para felicidad nuestra. Esta vez sin la Rainy Season Band, pero con su escudero Olivier Durand. Nada más hay que decir. Toda la vida se lo ha trabajado. Y toda la vida nos ha acompañado.
Y todo por aquí, cerquita de casa, vamos, a dos pasos. Y yo decido que no. Que este viernes quiero estar junto a un amigo, porque creo que hay que darle una fuerza que a veces siento que le falta. Un abrazo. Una sonrisa.
Y sé que Reno me ofrecerán a su vez algo de Sweet, de Wareham, de Murphy. Y sobre todo de ellos. Porque es lo suyo. Es lo que hacen. Y es lo que les hace grandes.
Suena la corriente: "Stories Under Nails" - Ben Weaver