Han sido días de risas, de caricias, de paseos, de música (pensaba hacer el setlist para un viaje a Galicia, pero resultaba desde todo punto de vista pretencioso), días para volar. Gracias siempre.
Y también días de reflexión. Y creo que, una vez vuelto a la realidad rutinaria, ha llegado el momento de hacer una declaración en toda regla (pensaba convocar una rueda de prensa, pero volvía a resultar tremendamente pretencioso).
A ver si me explico. Hace unos tres (o cuatro, la memoria, ay, la memoria…) años viajé a Marruecos, para asistir a la boda del hermano de una amiga ceutí. Pude visitar Tánger (siempre sueño), recorrer un poco el país, charlar con sus gentes. Y la boda era musulmana, válgame el señor!
He vivido en Madrid, durante muchos años. Realmente, he crecido (al menos físicamente) en Madrid. La conozco y me gusta (aunque cada vez aprecio más ser un visitante de provincias cuando vuelvo).
Tengo un amigo con casa de verano en Asturias, y cuando empieza el buen tiempo, solemos organizar algún encuentro. Ya se sabe, comer, beber y reir. Tres grandes verbos. Compartir.
Viví en Sudamérica, y allí, dos amigos masones me invitaron a asistir a varias reuniones de su club (no acepté, claro, no me gustan las élites).
Y encima, soy de (y actualmente, vivo en) Bilbao.
Vamos, todas las conexiones, todas las teorías, todas las conspiraciones, cumplidas. No entiendo cómo nuestros próceres, nuestros líderes, nuestros mentores (tan queridos y tan listos) no me han llamado aún a declarar frente a la comisión parlamentaria del 11-M. Ese camarote de los hermanos Marx (pero sin gracia) en el que han convertido algo muy serio. Pero tenemos lo que nos merecemos, aunque en el fondo, no nos los merezcamos.
Joder, y encima soy anticlerical, no lloro la muerte de Luqui y me importa un rábano el futuro de Rainiero. Y fumo, fumo muchísimo. Vamos, un dechadito de virtudes. ¿Pero en la COPE no se han enterado aún de mi existencia?
Que no, que no, que yo quiero seguir volando, sin periódicos, sin radio, sin televisión, sin Internet.
Que no, que no, que yo no quiero volver.
Suena la corriente: "Nashville" - Josh Rouse