Porque en la vida siempre busco pequeñas cosas que ayuden a producir ese estado de ánimo que permita terminar cada semana con la mejor de las sonrisas (cosa a veces difícil, cierto, pero qué le vamos a hacer).
Uno tiene varias personales, íntimas, que a cuentagotas voy desgranando por aquí (supongo que es esa falta de pudor que se le supone a quien mantiene abierto algo como este Río). Ella siempre, principalmente.
Pero esta mañana leo una de esas que sí me producen cierta euforia. Porque está claro que ya no es el mismo, pero el señor Declan McManus me proporcionó en su tiempo momentos de sentimientos encendidos.
Elvis Costello creó alguna de las piezas pop más contundentes y turgentes de una época en que parecía que todo iba a estallar. Siendo un creador de eminente pop clásico, su influencia en/de el punk le valió el respeto de aquellos osados 70/80. Cómo olvidar aquellas giras organizadas por Stiff Records (imaginadas, porque yo ni las olí), donde podías saborear juntos a Nick Lowe, Ian Dury, Wreckless Eric y al Costello, con aquellos aromas Brinsley Schwarz y a oscuro y cervecero pub inglés. Por no hablar de otros artefactos de la factoría, Any Trouble, Graham Parker,... (en fin, merece un escrito aparte). No importaba casi nada, nos íbamos a comer todo (de hecho, nos bebíamos y nos "comíamos" casi todo).
The Attractions (ay, señor, el sello 2 Tone también merece letras aparte), el country, el pop, el ska, el soul, de nuevo el country, la música clásica del Brodsky Quartet, el jazz, además de innumerables colaboraciones con gente de distinto (y no siempre memorable) pelaje.
Hace años (mmm, recuerdos borrosos, no lo juraría) le vi como telonero de Springsteen en un estadio. No era ni el lugar, ni el momento. Ahora el 7 de Junio lo tendré en casa.
Ya, ya se que no se puede (debe) vivir del pasado, pero me gusta.
Suena la corriente: "The delivery man" - Elvis Costello & The Imposters