Dormíamos. Leíamos. Fumábamos. Descansábamos. En un lugar de ensueño. El sonido de un río. El piar de los pájaros. Tus risas. Nadie cerca. Tú y yo solos (eso creíamos).
Era un placer. Para todos.
Incluso para unos bichitos tan simpáticos, tan encantadores, que quedaron prendados de nuestra felicidad. Y decidieron unirse a la fiesta. E igual que tú yo queremos bebernos la vida, ellos quisieron beberse la sangre. Nuestra sangre. Roja la de ambos. Más dulce la tuya (eso seguro).
Y aquí estamos. Descubriendo que se han venido con nosotros. A seguir bebiendo de nuestra vida.
Y ahora encaro una semana de perros. De perros con garrapatas.
¡Sufrida vida la del urbanita esquirol!
Suena la corriente: "Young blood" - Rickie Lee Jones