Un francotirador. De esos que aún quedan en las esquinas. En los pisos altos de edificios abandonados. Y que mantienen sus armas siempre cargadas. Con la única munición que conocen.
Malcolm Scarpa saca el mástil de su guitarra por la ventana. Apunta. Y dispara. No sabe hacer otra cosa. Ni falta que le hace.
En un pequeño local, sin siquiera escenario, en una esquina, dispara, dispara y dispara. Él sólo. Y su arma. Disparando sucias balas. Con sus defectos de calibre. Y su fiabilidad para alcanzar la diana. Balas de Hank Williams a Memphis Slim. Balas de Elvis a los Beatles. Balas hasta de boleros. De desamor. Como el buen bolero.
Gusta, relaja, escuece. Que todavía quede gente así. Gente sin camiseta, con una guitarra, capaz de enfrentarse al mundo.
No sé, igual no todo está perdido.
Me gusta ser diana.
Me gustan los francotiradores.
Suena la corriente: "Las cosas cambian" - Malcolm Scarpa