Ya con las vacaciones a cinco días vista (menos, cada minuto que pasa), uno empieza a sentir un relajo por el que se deja llevar. Y en todo se nota. Incluso en estos papeles, que empiezan a extenderse por la mesa cargados de pereza, mientras el barco cada vez se detiene mayor tiempo en puerto, holgazaneando de taberna en taberna, compartiendo trago con músico de garito cutre, con mosca de bar, con borracho de barra.
La semana terminó con nuevas noticias sobre la irracionalidad de la existencia del ser humano. Irracionalidad aumentada por el desgarro de vestiduras ante lo que pasa en nuestras puertas, y la indiferencia ante lo que pasa en puertas lejanas. Uno se acostumbra de tal manera a nuestros abismos, que hablar de civilizaciones, ya sea para que choquen o se encuentren, me produce risa.
Así que ahí sigo, con cara de tonto. Viendo como cerca descargan Sonic Youth, pero prefiriendo estar junto a pieles más cercanas. Viendo como algo más lejos descarga Brian Wilson, pero prefiriendo estar junto a pieles más vivas.
Y soñando ya con decir, hasta aquí hemos llegado. No doy para más.
Joder, y nos vas a dejar sin la pregunta de marras?
No, qué va. Ahí va:
Oye, ¿y Acebito qué dice, te ha vuelto a llamar miserable?
Yo ya no escucho a los que demuestran ser lo que dicen.
El ventilador, ya se sabe. Distribuye aire, y congrega mierda.
Suena la corriente: "Daydream nation" - Sonic Youth