Domingo de esos que aprecio. Lluvioso, gris, encapotado, de los que no se recuerdan pasados los días. Tal vez por eso me gustan, porque su única ambición es simplemente pasar.
Ella sufre las calenturas febriles de estos días, y la música y el monotono de la radio acompañan la grisura.
Y sin previo aviso, ahí suenan esas guitarras imparables, esa bofetada de optimismo, ese ejemplo de lo que debería ser siempre un pelotazo pop. That’s what I like about you! Desde Detroit, desde los mismísimos ochenta, cuando las cosas se prometían felices, cuando aún teníamos muchas arrugas que surcar, The Romantics pulsaban cada una de las fibras de la urgencia juvenil. (...)
Sales de casa con la cabeza gacha. El cuerpo pesa más de lo normal.
En momentos de crisis debes darlo todo. Más de lo que tienes. Anúlate, que el ente lo necesita. Sí, saldrá adelante. Te consumirás, pero qué importa. Es necesario. (...)
Es como invitar a cenar en casa a una pareja de viejos amigos. Sabes que el tiempo ha pasado, pero en el fondo todo seguirá igual. La cena dará paso a los tragos, la charla, el humo. Sonará un disco tras otro. Hablarán de su amor por los clásicos, su exquisito gusto, sus novedades. Y la cosa no sé a que hora terminará, y lo que es mejor, cómo. (...)
Les he pillado. Esa artera maniobra de ligar el asesino polonio 210 con su presencia en el tabaco no puede por menos que ser una treta más en la lucha contra los que solemos mimar, cuidar y alimentar nuestras toxinas en la semioscuridad de nuestro cuarto. Ah, no, a mí no me engañan. (...)
Insistí una vez sobre la condición de segundones aplicada a un grupo de rock. Para mí la música es sentimiento ante todo. Éste puede venir de cualquier esquina, recodo, recta, ventana, estación. Puede aparecer en ti y en mí. (...)
Miedo, mucho miedo me había producido el impresionante video que ha sacado estos días uno de esos maravillosos partidos políticos que campan por aquí. El estado de anarquía, caos y violencia desaforada que a todos nos hace no salir de casa estaba perfectamente plasmado. Realismo real. (...)
Me dejo acariciar, mecer, acompañar, sin otra pretensión que terminar a gusto mis días para comenzar los otros, los que parece que no te pertenecen. Los que intentas encoger, acortar, olvidar, penar, hasta que los tuyos vuelven. Aunque siempre sean menos, son vividos. Cosa que nunca podrán ser los otros. (...)
El cantautor con ínfulas de galáctico se promociona en el periódico. "El regalo perfecto para compartir huidas, barras de bar y noches sin dormir".
Cada uno con sus escapadas, sus bares y sus noches hace lo que quiere. Pero a mí no me pilla. Me cansa tanto mercadeo del canallismo. El sabinismo es lo que tiene. Como una gripe. (...)
Que me parece bien que se implementen leyes que endurezcan el castigo por maltrato de animales, especialmente los perros. Me gustan los animales. Son más racionales que nosotros. Aunque muchas veces tiendo a no apreciar en su justa medida aquéllos que no se comen.
La carretera que une Medellín con el aeropuerto es un placer. Un viaje de una hora entre verde, estancias, ranchos, parrillas, por una ruta sinuosa de dos carriles, con muchas curvas que mi taxista emplea a fondo para, aprovechando que la visibilidad es nula, adelantar a toscos camiones. Pero uno se deja llevar. Tienes la extraña sensación de que nada va a pasar. Incluso cuando tres coches (el nuestro en el centro, por supuesto) ocupamos en paralelo ambos carriles. (...)
Me contó hace tiempo que cuando estaba baja, escuchaba Over and over (haciendo estricto uso de su sentido). Siempre su querido Young. Cuando estoy bajo, acudo a todo lo que me recuerda a Ella. Me reconforta. Y vuelo entre Bogotá y Medellín con el Over and over una y otra vez. Y casi prefiero que no aterrice.(...)
Y Springsteen por allí. R. ya vendió las entradas que pensábamos disfrutar. Y me llaman desde la arena de Las Ventas para contármelo.
Y Ella por allí. Y yo una vez más al otro lado del mundo. Sintiéndome cada vez más cargado, con más peso, más viejo. Y viviendo al menos estos días como una liberación de otros infiernos. Pero sin Ella. Y nada es lo mismo. (...)
Hay cosas que es mejor ni mentarlas. No sabes ni cómo ni cuándo. Escribía desde México hace unos días sobre los Texas Tornados. Recordaba al fallecido Doug Sahm. Siete días después se ha ido también Baldemar Huerta. Vamos, Freddy Fender.
Y yo, de vuelta, creo que tengo fiebre.
Bueno, ya se que nada tiene que ver. Mis toxinas, que ahí siguen.
Pues supongo que será porque yo también espero que me pidan perdón. Y no, no me remonto hasta los visigodos, sino a aquellos neandertales que osaron hollar la arcadia hispana. Ya, no hay nada como seguir de cerca las lecciones magistrales de los profesores de prestigiosas universidades americanas. (...)
Leo en el periódico (siempre husmeando adioses) que ha muerto Danny Flores, también conocido como Chuck Río. Y supongo que haber compuesto un clásico entre los clásicos le otorga un pedestal donde sea que haya que ponerlos, si es que hay que hacerlo.
Y poco importa que realmente fuera un one hit wonder. Tequila ha sonado cientos de veces en cualquier fiesta que rezume sudor y rock, garaje latino y fiesta, candor y maldad sana (y malsana). (...)
Pues ya hace días que he vuelto a este paisillo estúpido, engreído y con ínfulas de superioridad sonrojantes.
Y la verdad, cuando veo la que tienen montada personajes de la catadura moral del Ramírez, el Jiménez, el dúo calaveras y esa escombrera de la conferencia episcopal, descojonados a huevo partido de unas decenas de muertos, no dejo de preguntarme para qué.
Así que no queda otra más que aferrarme a lo mío, a Ella, y aprender a estar callado.
Suena la corriente: "Every kind of light" - The Posies
Pues aquí estoy de nuevo, en una habitación de hotel, y mientras los feriantes continúan su periplo, quedo anclado y solitario por unos días en Caracas. La ciudad del miedo. Porque en pocos lugares he recibido tal bombardeo de advertencias sobre los peligros de sacar la patita fuera de la jaula de oro. Pero es que aquí metido cuesta respirar, así que de a poquito vamos estirando el cuello afuera. (...)
Que dice el cacharrito que son 249 las canciones del viejo Neil Young que tengo escondidas en él. Vamos, que 24 discos enteritos. Y me da a mí que me he levantado raro, porque me he empeñado en escucharlas todas seguidas. (...)
Cuando vuelva ya casi habrá llegado el invierno. Aquí, estoy en él. Dice la radio que diluvia en Viña del Mar. Dice que en dos horas llegará a Santiago. Dice que no importa, que igual hay que salir. Paseo sin intención de conocer. Sólo por estirar las piernas. Hace frío. Tengo frío. Pero no llueve, aún.
Acurrucado en la habitación del hotel. Venciendo al sueño, que habrá de vencer cuando yo diga. Las luces en penumbra, y el viejo Dylan sonando, susurrando. Tiempos modernos. Ojalá los tiempos modernos fueran como él los rasga. Es lija que acaricia. Es lo único que hoy puedo escuchar. Una y otra vez. (...)
Habíamos instaurado la tradición del whisky de castigo. El último, el que ya casi no entra, el que tumba. Pero también el que dispara lenguas, agota conversaciones y acerca el alba. En el salón de la casa que mi hermano compartía con amigos en pleno Chamberí.
Antes apurábamos las copas oficiales en un garito con música. Más nubes que música, más vidrio que luz. (...)
Una tarde, cuando vivía en Paraguay, me acerqué al despacho de una amiga. Estuvimos charlando, y de repente, ella dijo que iba a hacer una llamada a Brasilia.
Saludó con un efusivo mi general, comentaron cosas del día a día, y de repente le dijo, le pongo con un español que vive por aquí, y como quien no quiere la cosa, me pasó el teléfono. (...)
No todo ha sido descanso laboral en este periodo de relajo. Apenas quince días, que se han unido a otros quince días cansinos, vagos, de fluir absurdo y holgazán.
Pero aún se encuentran momentos dispersos de felicidad. Que mezclados con el trabajo cuando otros simplemente hacen goma del estío, saben mucho mejor. (...)
En todas mis colecciones de cintas siempre incluía al menos una canción de The Madcap Laughs Es un vinilo ya muy gastado. Nunca supe si era una citación a la locura.
Suena la corriente: "The Madcap Laughs" - Syd Barrett
Los mineros trabajaban a destajo. Sabían que el mineral de hierro que extraían de Matamoros, Las Cármenes, El Negro, Elvira, La Parcocha, Los Alemanes, La Mamen, La Cantera Macho y todas las demás minas de Gallarta, de Sopuerta, de toda la cuenca minera vizcaína, se llevaba por delante tristeza, agobios y vidas. (...)
Estos días pisa tierra firme el Papa. Cientos de seguidores preparan sus macutos, sus camisetas, sus almas viejas y jóvenes, heridas e incólumes, para verle, escucharle, adorarle. Unos lo harán con sus cinco sentidos. Otros estarán simplemente porque creen que hay que estar. Para contarlo. Para compartirlo. Unos, por primera vez. Otros, tras muchas ceremonias, la mayoría ya perdidas en el tiempo. (...)
Pues eso. Que parece que el tabloide-basura británico The Sun acaba de fichar a un nuevo becario para que realice la selección de recortables de las señoritas medio en pelotas que tanta fama han dado a tan prestigioso medio (además de sus "veraces" noticias, claro está).
Y encima, como un ejemplo más de la rapiña capitalista, este pobre becario será explotado sin rubor por un ajustadísimo sueldo que ronda los 10.000 € al mes (migaja más, migaja menos). (...)
Día lluvioso, triste, nostálgico, fresco,… y luminoso. Será por llevar la contraria (el clima, digo).
Y me ha acompañado de principio a este fin cercano. Escucha tras escucha. Que dos geniecillos como Gary Louris y Jeff Tweedy se junten y yo crea que lo hacen para contentarme, para regalarme vida, me arrebata. Porque considero a The Jayhawks y Wilco las dos bandas más influyentes del rock americano en los últimos años. (...)
Dicen, cuenta, escriben, parece que son días estos para celebrar. Cada uno con lo suyo, y algunos tratando de extender sus sentimientos a todo el mundo. Si no sientes como yo, simplemente no sientes. Y me resultan tan patéticos como sus supuestos de enfrente.
Así que yo, en parte por joder, o por llevar la contraria, me refugio estos días en mis propios sentimientos. Que mira por dónde, me da igual que sean compartidos. Más bien creo que en el fondo prefiero que sean únicamente de unos pocos. (...)
Pues eso, que esta semana que empezaba con augurios tan oscuros, emprendió enseguida la senda del mal anunciada. Y ahora todas las bestias están sueltas. En las ondas, en las casas, en las calles, en las cabezas y hasta en los campos.
Tan mal van las cosas que hoy hasta cuarentaycuatro tíos se han puesto a correr detrás de dos pelotas. Y tiene cojones que yo aposente las mías para verles. Y tan contento. (...)
Cuando tengo un mal día, trato de alejarme de estas letras (coño, entonces deberías estar lejos siempre, sería mejor para todos), más que nada para no caer en la conmiseración propia. Mis males son minúsculos comparados con los de personas cercanas, lejanas o completamente desconocidas. Já, y digo males, pero ni eso. (...)
"Fiesta, la esencia primigenia del primer rock", decía el otro día de manera precipitada y redundante.
Pero la fiesta no tiene por qué ir unida siempre a urgencias rítmicas y aceleraciones hormonales. También desde la introspección, desde una lírica agridulce, se pueden conseguir estados de euforia.
Centro-Matic alcanzaron esa esencia el sábado, casi sin despeinarse, pero con la tensión que produce el asombro ante lo que escuchamos. Me reconozco mucho más en este tipo de melodías arrastradas, sonidos hundidos en la raíz, rebotando entre la calma y el arañazo, pasajes de Neil Young, de Bob Dylan, de Son Volt, de Steve Wynn. (...)
Da gusto ver en escena a un grupo cuando aún está en su etapa de crecimiento, cuando puedes ver cómo los que están sobre el escenario son capaces de disfrutar todos y cada uno de los minutos, de los acordes, de los saltos, de los tragos, más aún si cabe que los que están frente a ellos. (...)
Seré sincero. Reconozco que en los primeros días de este Río Rojo (que dentro de poco cumplirá ya tres años) una de las cosas que más me fascinaba era ojear los resultados que iban apareciendo en el sistema de estadísticas que utilizaba por entonces. No tanto por ver el número de personas que se pasaban por aquí, sino saber de qué países, mediante qué búsquedas, por qué razones… (...)
Noto un cierto olor a escayola fresca y sospecho que sale de mí. Pero no creo que me atreva a hacer un agujero, meter la cabeza y mirar. Más que nada, por si lo que me encuentro no me gusta. Otros esconden sus míseras glorias, esputos de un capitalismo que está aquí para salvarnos y que debemos extender a todo el mundo. (...)
Supongo que es el miedo alrededor del cual giramos a cada minuto. Lo confundimos con un tótem, la erecta cucaña, el obelisco central, pero es simple miedo. Por él somos capaces de lo mejor y lo peor.
El miedo a no decir la palabra, a no pronunciar el silencio, a apartar la vista o mantener la mirada. El miedo a callar y seguir, a hablar y no decir nada. El miedo a ser y sentir. (...)
Pues ya ves, querida niña, unos meses después de que el tercer vértice de nuestro triángulo cantara a su padre, a sus ídolos, a la vuelta al campo y al verde, huyendo de la esquizofrenia urbanita, se ha cabreado.
Vamos, que se ha crispado, como hago yo tantas veces, escupiendo una bilis que envenena si no se expulsa.
Y Neil Young se ha puesto en pie, ha agarrado su guitarra (eléctrica esta vez) y en tres semanas se ha limpiado por dentro, con un nuevo y desgarrado grito eléctrico. Grito que me lo trae en la mejor de sus formas, porque hay edades y personas que parecen no tener tiempo. (...)
Me encanta dejarme guiar por los títulos. De libros, de películas, de canciones, de discos, de artículos. A veces dan en el clavo, otras distorsionan la realidad. Algunos se convierten en favoritos. Como ese de Pete Seeger llamado Dangerous songs!?. Me parece perfecto para el viejo trovador. Al igual que Woody Guthrie, con una guitarra, un banjo y una vieja canción de folk tradicional americano era capaz de empuñar un perfecto estilete contra la conciencia de la pacata sociedad de los 50 y 60 (y 70, y 80, y 90, y…). (...)