¿Quién soy yo?

Tengo crisis de identidad. Profunda. Me revuelvo por la noche en mi cama, trato de imaginarme a mí mismo, mi carácter, mi espacio en el mundo, mi personalidad. ¿Quién coño soy?

Miro a mi alrededor y observo otros como yo. Pero encuentran solución, buscan sus alter-ego, se identifican con ellos y se construyen su propia creación, aunque sea alejada de la realidad. (...)

Berlusconi dice que es Napoleón. No, mejor aún, Winston Churchill. Pero qué digo, afinemos más, es Jesucristo. Y ahí se queda, con los huevos más inflados que un elefantiásico.

El obispo de Ciudad Real pugna por ayudarme. Y me propone ejemplos de santidad. O de maldad. Zapatero es como Calígula. Hala, aquí cada uno con sus aires de grandeza.

Y yo, ¿quién soy? ¿Acaso puedo ayudar a todo un continente para evitar caer en el marxismo revolucionario populista? Ay, Aznar, ese gran capitán preboste. Él sí que sabe. Jodidos musulmanes, qué coño de cuidado con ellos. Cruzadas es lo que necesitamos. Pero también es frágil. Nadie se da cuenta de que está ahí, puesto por la gracia de dios, para ayudar al mundo.

Pero vamos a lo realmente importante, yo. ¿Quién soy? ¿Un querubín lleno de pía bondad, como Acebes (pío, pero con la conciencia sucia, muy sucia, de un color rojo sucio)? En mis pesadillas.
¿Un estrafalario serafín canalla, lleno de vicios y pasión por Ella? En mis sueños.

Papa Ratzinger, acuda usted en mi socorro, con tricornio o con camauro. Igual da.
Que es que se me escapa el alma.


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