jueves, 30 de marzo de 2006

Tres gotas

Voy dando un paseo desganado de canal en canal televisivo y me encuentro con un reportaje que parece centrado en la fuerza del directo, ese sí o no que convierte a un grupo de personas en algo mágico para otro grupo.

Demasiados lugares comunes. La televisión generalista suele extender barnices capaces de roer cualquier sentimiento. Desfilan por ahí el horripilante Miguel Ríos de aquel tenebroso rock&ríos, dinosaurios como Queen y abuelas fofas como el actual McCartney, San Bono en su etapa irlandesa inicial y en la americana central, los gorgoritos del coro de aquel Live Aid de Bob Geldof, al que siguen empeñándose en llamar cantante (total, sólo por una canción),… No recuerdo muchos más. La memoria tiene sus armas y filtra lo que no desea que permanezca. (...)


Pero se cuelan tres pequeñas gotas, que todas juntas apenas suman dos minutos de placer televisivo.

The Clash del 80, cuando London Calling parecía algo más que una llamada, un revulsivo, un grito desesperado.

Patti Smith, ángel débil y canalla, transformada en fuerza viva sobre las tablas de un escenario.

Y Dr. Feelgood, con un Roxette empapado por el aguardiente y la harmónica de Lee Brilleaux y despellejado por la guitarra y la eterna locura de Wilko Johnson.

Tres gotas que nunca bebí en directo.
Tres gotas que son un diluvio.
Tres gotas capaces de saciar cualquier noche seca.


Suena la corriente: "Horses" - Patti Smith

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