Dicen, cuenta, escriben, parece que son días estos para celebrar. Cada uno con lo suyo, y algunos tratando de extender sus sentimientos a todo el mundo. Si no sientes como yo, simplemente no sientes. Y me resultan tan patéticos como sus supuestos de enfrente.
Así que yo, en parte por joder, o por llevar la contraria, me refugio estos días en mis propios sentimientos. Que mira por dónde, me da igual que sean compartidos. Más bien creo que en el fondo prefiero que sean únicamente de unos pocos. (...)
Así que yo, en parte por joder, o por llevar la contraria, me refugio estos días en mis propios sentimientos. Que mira por dónde, me da igual que sean compartidos. Más bien creo que en el fondo prefiero que sean únicamente de unos pocos. (...)
Porque llevo mucho tiempo confiando en Cracker, para mí ya una buena panda de amigos, con los que he bebido, bailado, llorado y disfrutado. Sí, no les conozco en persona, no me codeo con ellos en bares, pero como si hubiéramos sudado juntos. Ya digo, no obligaré a compartir mis sentimientos, pero me los creo.
David Lowery me trae uno de sus mejores trabajos en tiempo, Greenland, y comparte parte de su pasado, de un aura misteriosamente lacónica y melancólica. No se muy bien por qué, pero su voz siempre me ha producido tristeza. Recupera sus raíces más americanas, imágenes psicodélicas, historias de aquí y de allí, guitarras, teclados y emociones varias. Imaginería de mil lugares, como en la fantástica Sidi Ifni.
Porque me sale de las pelotas, ahora que estamos en el caso.
Y para estos calores, solo busco cerveza, a Ella y Cracker sonando.
¿Patrias? Ya tengo. Las tres de arriba.
Suena la cooriente: "Greenland" - Cracker
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