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martes, 30 de enero de 2007

Tomates

Algún día encontraré un hueco (un tiempito) para zurcir los agujeros. No sé aún si empezaré por los calcetines, o daré prioridad a los bolsillos del pantalón. Tal vez, ya que estoy, y si me pongo, me enfrente a los tomates del alma.

Ahora que los poderosos no llegan a fin de mes o lucen sus pinreles como el resto de los mortales, uno sabe que es el momento de enfrentar tan colosales tareas. (...)


Pero de momento, como es habitual, me refugio en menudencias, de las mías, de las que solamente yo sé que necesito más que remendar otras heridas.

Y dedico mi tiempo (y mantiene destartalada esta barcaza) a repasar una a una todas (muchas) las joyas (preciosas) que en todos estos años (casi tantos como los que me van arrugando) nos ha regalado el viejo (Neil Young). Joyas que no paran de crecer.

Escudriño sus letras, reencuentro viejas melodías, recuerdo guitarras, araño sus altos y bajos, y escucho. Porque nada más puedo decir. Es una osadía simplemente escribir sobre esto.

Así que mi tiempo es para ello.
Los tomates del calcetín quedan sobre la silla.

Y espero a que vuelva el sol, para prepararle a Ella un manjar de sonidos, pan, aceite y esta vez sí, tomates. De los que valen una vida.


Suena la corriente: "Powderfinger" - Neil Young