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miércoles, 18 de julio de 2007

Tres días con grasa

Pues eso, que el bueno de mad comentaba que qué grupo no vuelve a las andadas en estos días. Y el problema es que las reuniones de nuevos viejos son más sonrojantes en muchas ocasiones que las pintas mismas que se gastan algunos. Pero no olvidemos que antes que la edad, antes que la imagen (por mucho que vivamos rodeados de vacía gente guapa) está la música.(...)




Vale, no soy joven. No soy guapo. La moda me la suda. Y qué. La mayoría de la gente que me gusta no cumpliría los estándares hoy establecidos. O acaso alguien piensa que un tipejo como J. Mascis, con esa lacia y blanca melena, con esas gafas tan, tan a la última o con una barriguita algo más que incipiente podría ocupar siquiera una página de alguna de esas revistas para jóvenes anabolizados? No, no es que me joda no verle en la portada de la versión española de Rolling Stone. Lo prefiero. Lo grave no es que exista esa edición. Lo grave es que la revista madre lo permita. Aunque hace muchos años que devoró su memoria.

Pero siempre he querido al bueno de Mascis. Ha sido un gandul, o al menos ha cantado y tocado la guitarra como un gandul. Arrastrando voz y notas. Tras sus primeros discos cada vez fue siguiendo más la estela de su auténtico padre, reconocido icono, Neil Young. Uno más en la maleta de los absorbidos por el viejo.

Los primeros tres discos de Dinosaur Jr. estaban tocados por el muro de sonido y rabia que los convertía en objetos preferentes de seguidores de lo sucio. Y claro, fueron señalados por el dedo mágico de Sonic Youth. Sí, ese dedo que todo lo que toca lo convierte en objeto de culto. Habría que analizar este fenómeno. Pero yo también soy un gandul.

Después, tras giras en las que llegaron a ser teloneados por unos inexpertos, desconocidos y con sus estómagos aún en orden Nirvana, fueron quedando en esa cuneta, en esa tierra de nadie que tanto adora Mascis. Ha llegado a ofrecer conciertos de espaldas al público. No sé si tanto por vergüenza como por desidia. Vamos, como hacía en sus buenos tiempos J.J. Cale.

Se deshizo del resto de la banda, y poco a poco fue labrando su camino en busca de la esencia del Young más distorsionado. Y aunque hubo gente que echó en falta su fiereza inicial, me dieron grandes momentos de disfrute. No sé por qué, pero siempre he imaginado escuchar a Dinosaur Jr. estando sucio, tirado en la cama. Qué coño he imaginado, lo he hecho. Sus guitarras son perfectas para esos días guarros, solitarios, grasientos, esos días en que, total, el mundo no vale para nada.

Y sigue diciendo mad que quién no vuelve estos días. Sigo sin imaginar a un Mascis activo. Pero al menos ha reunido a la banda. Como hacen los grandes. Los grandes viejos. A todita la banda original. Con Lou Barlow al bajo y Murph a la batería. La de los tres primeros discos.

Y sabéis, Beyond me sigue atrapando. Suena más a la etapa Green Mind y Where you been que a la de Bug. Pero continúa teniendo ese punto sudoroso, arrastrado y mágico. La verdad, no me importa que los grupos vuelvan así.

Ya estoy deseando mis tres días sin ducha para disfrutarlos como dios manda.
Con grasa.


Suena la corriente: "Almost ready" - Dinosaur Jr.