jueves, 26 de abril de 2012

Strange Boys
Pabellón Universitario, Vitoria-Gasteiz (25/04/2012)
Tarde de ensayo


Horario vespertino (siete de la tarde) y lugar poco habitual para la visita de Strange Boys a Vitoria. Y de antemano, una Universidad es sitio adecuado para una banda que en un principio hizo del garage y el frat rock su tarjeta de presentación. Música lúdica nacida para la fiesta. Raíces en el sixties más desinhibido con toques de locura y gamberrismo. Pero poco de esto hubo sobre el escenario. (...)


Por un lado, Ryan Sambol y sus chicos, tras el inicial ejercicio de garage-punk que supuso The Strange Boys and Girls Club, giraron hacia tonalidades más clásicas en Be Brave. Mantenían esa aura apegada a sus raíces, pero los Stones o Faces iban tomando cuerpo en sus composiciones. Y esta dirección se afianzó en Live Music. Cierto que canciones como Punk’s Pajamas no desentonarían absolutamente nada en cualquier disco de The Fleshtones, pero el r&b, gotas de country-rock y esa influencia soterrada a The Band que siempre han mantenido se aprecian mejor en su último disco. Y hasta el momento, nos dejan tres obras totalmente estimables. Madurez o reflexión, dejémoslo a su elección.

Y por otro lado, no entraron en ambiente a lo largo de la hora que estuvieron en el escenario. Uno tenía la impresión de asistir más a un ensayo que a una puesta en escena propiamente dicha. Pero sonaron absolutamente honestos. Anunciaron que venían desde Lisboa y que habían llegado apenas media hora antes de la actuación por algún problema en la carretera. Casi no habían podido probar sonido, lo que quedó claro con la ecualización y volumen de la voz durante la primera parte. Y ya casi al final del concierto, Ryan Sambol realizó una extraña confesión, por poco habitual en este mundo del rock. Sonrió a la gente, y sonando totalmente sincero, preguntó si creíamos que el dinero que habíamos pagado por ese concierto merecía la pena. Hombre, se le dibujó una sonrisa en la boca cuando le dijimos que el concierto era gratis. Pero aún así, no pudo evitar prometer que volverían y esa vez lo harían despiertos. Porque, y a él especialmente, se les veía totalmente agotados.

Por mi parte, no voy a desdeñar el gesto. Cuántas veces hemos visto un grupo que por las razones que sea no está a gusto sobre el escenario, repasa displicentemente sus canciones y desprecia al público con un simple adiós. Strange Boys fueron conscientes de que físicamente no daban mucho más de sí, se disculparon, y ofrecieron lo mejor que podían hacer. Sus canciones son buenas, son grandes músicos, y ganaban enteros cuando Ryan se sentaba al piano (Me and you y Saddest son dos estupendas canciones) o cuando perseguían ambientes más psicodélicos con claros guiños a Steve Wynn.

Las únicas sonrisas se las lograron arrancar un grupo de niños que estaban al lado del escenario. Su edad entre los dos y cinco años aumentaba esa sensación de ensayo tranquilo y cansado. Pero desde luego, mejor estaban allí que escuchando otras, digamos, músicas.

Suena la corriente: "Omnia Boa" - Strange Boys



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