Qué cojones. Cuando hablamos de rock’n’roll como enfermedad, del espíritu sudoroso y embriagador de esta música, citamos grandes músicos, grandes obras, grandes canciones. Nos llenamos la boca con autores que han marcado las líneas maestras de una música que ha sobrevivido, mal que bien, a varias generaciones. Rendimos pleitesía a vacas sagradas que a todos nos han cambiado por fuera y por dentro. A gente sin cuya existencia, nosotros, no sé si mejores o peores, pero seríamos distintos, eso seguro. (...)
Sin embargo hay un componente indiscutible en esa pervivencia del rock’n’roll como enfermedad. Por cada vaca sagrada, por cada autor de postín, hay miles y miles de grupos repartidos por todo el mundo que vagan por los límites de la enfermedad. Grupos cuya única intención es sudar frente a unas decenas de personas que, en el mejor de los casos, les prestan un poco de atención. Grupos que no esperan absolutamente nada material de la música, o que al menos, han asumido que ese peculio no va a llegar, que tendrán que buscarse las habas en otros platos, dejando el rock como una válvula de escape para sus sueños, sus frustraciones, sus amores, sus anhelos. Grupos que en ocasiones tocan sobre un escenario más veces al año que quienes se embarcan en pantagruélicas giras.
Ese tipo de bandas mantienen viva la llama de una música que se ha ido haciendo vieja, como ellos. Como nosotros. Los Fastuosos de la Ribera cubren perfectamente ese espectro. Banda bilbaína que lleva desde los 90 en activo, pero que provenía de otro grupo que durante los 80 paseó el nombre de Bazar Central. Y ahí siguen, subiéndose a cada escenario que se pone a tiro por el placer de tocar blues, rhythm & blues, rock americano, rock urbano, pop-rock, todo lo que lleve impreso la etiqueta de música hecha con guitarras y alma, sean canciones propias o de otros.
Ayer, como parte del II Ciclo Izar & Star, Los Fastuosos de la Ribera dieron un corto repaso a sus canciones, homenajeándose a sí mismos al recordar incluso a Bazar Central. Para posteriormente, y cumpliendo las premisas del Ciclo, repasar en su totalidad uno de esos álbumes míticos, el Second Helping de Lynyrd Skynyrd.
Y como no podía ser de otra manera, lo hicieron con honestidad y solvencia, aumentada la formación a quinteto para conseguir la enjundia guitarrera que la obra necesitaba. Obviaron el inicio del disco, dejándolo para el final, como no podía ser de otra manera, e intercambiaron el orden de I need you y Don’t ask me no questions para comenzar más adictivos. Y por allí sonaron la suciedad honky-tonk de Workin’ for MCA, la belleza de The Ballad of Curtis Loew, el pegajoso pantano de Swamp Music, el desgarro narcótico de The needle and the spoon y una estupenda revisión del refrescante Call me the Breeze de J.J. Cale.
Y para terminar, como no, Sweet home Alabama. 20 segundos de encorsetamiento inicial, para hacerse inmediatamente con ella. Y es que a los padrenuestros hay que tenerles respeto, pero no miedo. Hay que tener ese descaro que LFR demuestran.
Porque de grupos como estos están compuestos los virus de la enfermedad.
Suena la corriente: "Sweet home Alabama" - Lynyrd Skynyrd
Suena la corriente: "Sweet home Alabama" - Lynyrd Skynyrd
Bellas palabras que iustran un lujazo de noche.
ResponderEliminarGracias, Mónica. Sí, fue una muy buena noche!
EliminarAl final no me decidí a ir, ahora leyendote me estoy arrepintiendo, bueno, otra vez será, la música bajo el prisma de trovadores como estos LFR encierra en gran parte toda su venenosa´y bendita maldición.
ResponderEliminarSaludos!!!
Lo hubieras disfrutado, Addison.
EliminarComo bien dices, otra vez será, siempre hay otras veces...
Pues tengo que decir que has captado totalmente la esencia de lo que nos hace seguir tocando y disfrutando de la música...
ResponderEliminarY eso que creo que no nos conocemos(lo cual le da más valor aún, ya que la transmisión ha sido pura y directa, sin palabras)
Yo simplemente añadiría algo más: Bendita enfermedad que nos hace ver las cosas de otra forma, aguantar mucho más y mantener la pasión...
¡¡No me quiero curar nunca!!
Un abrazo
Montxo (Fastuoso)
Lo primero, gracias por pasar por el Río, Montxo.
EliminarNo, en efecto, no nos conocemos.
Lo que no quita la comunicación mutua, porque bebemos de las mismas fuentes. Y así, es fácil captar lo que unos ofrecen y otros esperan.
Y estamos de acuerdo: que no experimenten vacunas con nosotros, porque no queremos curarnos.
Un abrazo, y hasta la próxima.