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lunes, 25 de junio de 2012

The dB's
Falling off the Sky (Bar/None Records, 2012)
Nuevas aventuras, viejos amigos


…supone el retorno de… Estas posiblemente sean cuatro de las palabras más utilizadas últimamente a la hora de enfrentarte a un nuevo disco. La cantidad de bandas que han decidido retomar los bártulos años después de sus momentos de gloria es ingente. Cierto que parte de esos momentos de gloria fueron efímeros o minoritarios, en muchos casos, pero eso no quita para que siempre produzcan sensaciones encontradas. Y en ocasiones, con características muy de agradecer. (...)


Lo que indicaría que muchas de esas bandas atesoraban en realidad altas dosis de calidad. The dB’s son un claro ejemplo. Cuatro personalidades que a principio de los 80 editaron al menos dos discos, Stands for decibels y Repercussion, repletos de excelentes tonadas de power-pop que suponían un enlace entre las bandas representativas del género durante los 70, con Big Star a la cabeza, y los nuevos aires que se caldeaban en el Reino Unido. Contenían un buen puñado de lo que es exigible en una buena canción de pop: urgencia juvenil, melodía, arrebato sentimental, prestancia sonora. Su última obra destacable, ya en formato trío y a finales de la década de los 80, fue el más comercial The sound of music.

Pero estos cuatro tipos procedentes de North Carolina desde entonces han tenido carreras destacables. Chris Stamey ha sido quien ha mantenido una obra en solitario más interesante, y en el Río aún recordamos su disco de 2004, el excelente Travels in the South. Peter Holsapple ha sido miembro de apoyo de REM y montó The Continental Drifters. Will Rigby ha colaborado con Steve Earle o Matthew Sweet. Y Gene Holder montó The Wygals y produjo a Yo La Tengo y Luna, entre otros. Vamos, que no han sido unos cualquiera.

Y por qué ahora deciden los cuatro volver a reunirse y publicar nuevo material?  Llámalo nostalgia, llámalo ganas de recordar buenos viejos tiempos (That time is gone abre el disco con tres minutos de excelentes guitarras y órgano). Porque no creo que sea por dinero. Nunca fueron un grupo puntero, aunque llegaron a los corazones de muchos de los que amamos el power-pop. Pero todo puede ser, la nostalgia es un elemento que puede alcanzar proporciones descomunales.

El caso es que las composiciones se las reparten principalmente entre Stamey y Holsapple (que ya habían colaborado juntos de nuevo hace algunos años) con alguna incursión de Rigby. Y evidentemente, acaso las canciones ya no suenan como las que podría componer un chaval de 20 años. Ya están todos en la cincuentena y encaran un pop de corte más maduro. Pero que continúa lanzando ese destello melódico que atesoraron en sus buenas épocas.

No, no es una obra definitiva, un paso esencial en su carrera. Pero sí un reencuentro feliz, un volver a charlar con amigos que te ofrecieron en su momento más de un rato gozoso, y que aún hoy son capaces de mantener el pulso. Stamey aporta las piezas más introspectivas, con esa capacidad de insuflar melodía en ambientes cercanos a la psicodelia (Far away and long ago, The adventures of Albatros and Doggerel o ese homenaje explícito a los Kinks que es Collide-oOo-Scope). Holsapple ofrece las canciones más directas (la mencionada That time is gone, el puro soul de The Wonder of love o esas deliciosas guitarras de World to cry). Y Rigby ofrece en Write back un cruce entre Beatles y Teenage Fanclub. Todo ello con la producción de Mitch Easter, viejo amigo de la banda.

Yo tampoco tengo aquellos 20 años. Y Falling off the sky no va a cambiar mi vida. Pero suena con continuidad en el reproductor, y acentúa las ganas de recuperar viejos y gozosos discos.

Suena la corriente: That time is gone" - The dB's



2 comentarios:

  1. Este tema "That time is gone" de retorno suena escandalosamente de lujo. Anoto y de paso recupero. Saludos.

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    1. El disco está bastante bien, pero sí, esta canción tiene unos riff arrebatadores!

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