Redd Kross Researching the blues (Merge Records, 2012) Pegamento de autor

Cada año tiene sus momentos estelares. Y este 2012 está ofreciendo unos cuantos. Lo desasosegante para algunos será que esos momentos estelares lo sean sólo para ellos, que no trasciendan más allá de ciertos degustadores de golosinas similares. Para otros, ese hecho no tiene por qué dejar de producir cosa diferente al sosiego. (...)

Hombre, hablar de sosiego mientras encaras un disco de Redd Kross tal vez no sea lo más apropiado. Pero lo que sí, al menos en este Río, nos da absolutamente igual es que no se convierta en mastodóntico acontecimiento global. Y nos da igual no porque no lo merezca, sino porque hace años dejamos de creer en la justicia musical. El hecho de que Redd Kross hayan entrado por fin en el siglo XXI, en cuanto a producción musical oficial se refiere, debería glosarse en todo compendio que se realice a final de año. Nosotros así lo haremos.

Los hermanos Jeff y Steven McDonald dejaron interrumpida su carrera en 1997. Cinco discos a sus espaldas que demuestran que el punk, el power-pop, la melodía en vena, son algo muy serio. Trascender no tiene por qué implicar planteamientos filosóficos ni músicas academicistas. Trascender es un proceso más ligado a la pura emoción, la que eres capaz de sentir cuando una melodía y unas guitarras entran en conjunción térmica y son capaces de calentar cuanto músculo corporal se ponga por delante.

En 2006 volvieron a calentar, en aquél caso, escenarios, y nuestros sentidos comenzaron a suspirar por nuevos pelotazos de puro pop. Pero la cosa se ha hecho esperar, a pesar de que parte del proceso de grabación del álbum comenzó en 2007 (acompañados de Robert Hecker y Roy McDonald, la formación del Neurotica de 1987). Y sin embargo, lejos de convertirse en un nuevo disco fantasma, esperado y nunca gozado, Researching the blues ya está entre nosotros. Pasados tantos años, andar investigando el blues podría sonar a atemperación de la urgencia juvenil.

Y no, nada de eso. Researching the blues vuelve a ofrecernos a unos Redd Kross esplendorosos en lo que saben hacer, majestusosos en unas líneas melódicas que te impregnan de miel y hiel, en esa mezcla de power-pop y briznas de punk, de rock correoso y lentejuelas glam, todo ello cohesionado con pegajoso bubblegum, sí, goma de mascar, nuestro tan querido y gustoso chicle. Porque emiten sobredosis de testosterona en Researching the blues o Uglier, erizan los cabellos con los coros y melodías de Stay away from downtown, Meet Frankenstein o One of the good ones, son capaces de ofrecerte puro néctar de la belleza que buscaron The Byrds en Dracula’s Daughter o sobredimensionar la fuerza del power-pop de toda la vida en Winter blues o Choose to play.

10 canciones, 31 minutos de fast food de arte y ensayo, de hamburguesa de autor, de tasca grasienta pero con el alma del diseño emocional. Corto, dirán algunos. Podía haber sido doble, después de tanto tiempo de espera, dirán otros. Pero si fuera distinto a lo que es, no serían Redd Kross. Y el disco es puro, puro Redd Kross.

Esa es la gran noticia.

Suena la corriente: "Winter blues" - Redd Kross