Cada uno cuida sus oídos como le apetece. Aunque viviendo en un mundo tomado por el ruido, no siempre es fácil. Y encima, estamos unos cuantos que buscamos como almas en pena otros ruidos, de los que producen emociones e insuflan energía vital. Que se lo digan a Pete Townshend, que parece pierde capacidad auditiva con la misma rapidez con la que hace años sangraban sus dedos al rasgar su guitarra. (...)
Recuerdo ahora mismo un concierto en concreto. Madrid, años 80 (sin poder especificar el año), creo que era en la antigua sala Rock Club, por la Gran Vía (los juegos de la memoria tienen estas cosas), los suecos The Nomads descargaban su poderosa explosión de punk, garage y power-pop. Era la época en que había desembarcado la primera hornada de grupos de rock suecos, con un pie en el garage y el otro en la high-energy con denominación de origen Detroit. Suecia y Australia eran sinónimos de alto voltaje y guitarras desaforadas. The Nomads eran la punta de lanza de aquéllos nórdicos, y casi podemos decir que los padres de toda una manera de entender el rock. Tanto, que posteriormente, podríamos afirmar que cada generación ha tenido su tanda de rock sueco abrasivo. Días después de aquel concierto, mis oídos aún sufrían un agudo pitido. Fue posiblemente la descarga de energía sónica más brutal que jamás haya escuchado.
Once años después de su último trabajo en estudio, Up-Tight (2001), The Nomads vuelven a la carga. Ya tienen una edad, y como repiten en distintas entrevistas, no viven la música a jornada completa. Curiosamente hablan de cómo en la vida real tienen otros trabajos que les permiten comer. Vida real versus Vida musical. Posiblemente sea cierto. Sufrimos una jodida realidad, y en muchas ocasiones la música se convierte en nuestra descarga de energía, da igual si es energía sónica o emocional. Y sin embargo, sin este universo paralelo, no podríamos afrontar esa realidad.
Solna es el nombre del barrio de Estocolmo donde empezaron The Nomads y al que han querido rendir tributo en su nuevo trabajo. Y la mejor manera de hacerlo era conseguir que Solna sonara como si no hubiera pasado el tiempo. Y lo han conseguido. Tiene los cromosomas de sus orígenes, la grosera energía con la que eran capaces de hacer sangrar tímpanos, la fuerza bruta del rock entendido como descarga de adrenalina. Una vez más, Ramones, Stooges, MC5, Sonics, se dan cita en canciones como Miles away, The Bad times will do me good, Can´t go back o American Slang (un nuevo y puro himno ramoniano). Una fuerza de la que The Hellacopters aprendieron todo. Sonidos emparentados con oscuros garages como en Hangman’s walk o Up, down or sideways. Y el tercer vértice de su triángulo sonoro, un power-pop pleno de fuerza y de melodía. Porque siempre han sabido conjugar la abrasión de una guitarra desbocada con la fuerza melódica. Y no otra cosa son You won’t break my heart, Make up my mind, Trying too hard o The Bells. Estás muerto si eres incapaz de bailar estas canciones.
Son viejos amigos, aunque de la formación original sólo queden las dos guitarras en manos de Nick Vahlberg y Hans Östlund, y le eterna ayuda a los controles de Chips Kiesbye, el quinto nómada.
Pero sigue siendo de esos viejos amigos capaces de alegrarte una reunión.
Unos maestros, sin duda.
ResponderEliminar¡Qué casualidad! En mi última entrada he puesto un enlace a otra en la que también hablaba de The Nomads, que, por inverosimil que parezca, les saqué algo en común con Olivia Newton John!!!
Salud y ritmo!
Sólo a un nómada como tú se le ocurre entrelazar a los suecos con la australiana!!!
EliminarSí, son unos maestros!
Vivan los Nomads por su constancia, por su enorme discografía y por qué ahora están en mejor forma que nunca. Que ganas de volver a verlos. Además son de los pocos grupos que sacaron lo mejor de Mr. Johnny Thunders en una colaboración ajena.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=LYP08rQ6kRI
saludos!
Fantástica canción la que enlazas, Pepo. Siempre es una gozada volver a tener a esta gente en activo. En septiembre estarán en Vitoria, así que espero no perdérmelos!
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