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viernes, 21 de septiembre de 2012

Bill Fay
Life is people (Dead Oceans, 2012)
Simplemente, la belleza


Uno escucha muchas horas de música al día, y sabe por experiencia, que la emoción puede encontrarse agazapada a la vuelta de cualquier canción. Lo que ya suele ser más extraño es que esa emoción vaya envuelta en el más puro sentimiento. Ahora, cuando de repente la música te sorprende con emoción, sentimiento y la más absoluta de las bellezas, entonces, solo entonces, te das cuenta que tú no eres apenas nada y al mismo tiempo, el ser más dichoso de la tierra. (...)


Escuchar Life is people, el primer disco que graba en estudio, con banda, Bill Fay desde 1971 es un acto de simple y profundo placer, una sensación difícil de describir con palabras, un volver a un estado anímico de total plenitud. Y el hecho de poder estar escuchando esta obra, es un acto de justicia musical. Y humana. Sus dos discos oficiales, Bill Fay (1970) y Time of the last persecution (1971) devinieron con el tiempo en discos de culto, difíciles de encontrar tras haber sido defenestrados por una industria que nunca comprendió a un músico íntimo y orquestal a la vez, con una lírica espiritual y que en ocasiones se antojaba onírica. Fay siguió viviendo en Londres, grabando para sí mismo en su casa y trabajando en fábricas y almacenes, o como jardinero, mientras sus discos alcanzaban altísimas cotizaciones en el mercado de segunda mano, lo que obligó a su reedición en CD en 1998.

Y este disco debe su existencia, como bien se encarga de detallar el propio Fay en el cuadernillo interior, al padre del productor Joshua Henry, que tenía los viejos vinilos como joyas de su colección. Henry se encargó de preparar una nueva grabación en condiciones que supusieran un acicate para conseguir el visto bueno de Fay. Y al final, éste llegó. Reclutada una banda que incluía en parte a antiguos colaboradores, seleccionadas algunas canciones que habían aparecido en grabaciones caseras, solo faltaba que Fay aportara su piano y sensibilidad durante diez días de sesiones.

Y lo hizo. Pero además aportó magia. Y aportó belleza. Belleza melódica, belleza pianística, belleza íntima, belleza lírica, belleza espiritual, belleza en esa pronunciación tan británica. Y belleza que transmite su amor por el mundo y la gente que lo habita, a pesar de todo lo que nos empeñamos en hacerle y hacernos.

Life is people tenía que ser el título, porque el viaje introspectivo por el que te dejas guiar de la mano de Bill Fay quiere hacerte comprender que la vida es la gente, a pesar de todo, y que debemos celebrar la vida, aceptándonos como somos (Be at peace with yourself). Un viaje espiritual con continuas referencias a su religiosidad, de la que no puedes evitar acabar embargado.

Canciones como There is a valley, The never ending happening, The healing day o City of dreams anticipan con extrema sensibilidad las celebraciones de Cosmic Concerto (Life is people) y Thank you Lord, en la que aclara que él no pide nada para sí, sino para los que quiere. Literal. La única condición que puso para su vuelta al estudio es que todas las ganancias del álbum que le correspondieran se donaran a Médicos sin fronteras.

El hecho de que Jeff Tweedy participe en el disco ayudará a su conocimiento y venta, sin duda. Tweedy ha interpretado canciones de Fay en directo y siempre ha reivindicado su figura. Pero Fay nada le debe. Porque ya le ha pagado con creces. La canción que ha compuesto y que interpreta junto a Tweedy en el disco, This world, es posiblemente la mejor canción de Wilco en tiempo, y no es de Wilco. Y las versiones que realiza al piano de Jesus, etc. y de Please tell my brother (una vieja y maravillosa canción de Tweedy con Golden Smog, y que aparece como bonus track en Spotify), demuestran dos cosas: una vez más, que la belleza existe, y que las canciones aumentan su grandeza desnudas de oropeles.

Me niego a contar las veces que la palabra belleza aparece en este texto. No me importa. Como a Bill Fay no le ha importado entregarla con creces. Y ser capaz aún de terminar el disco con una gota más  (The coast no man can tell) que te acerca irremisiblemente a la lágrima sincera:
Soon you’ll be leaving for the coast
But it’s a coast no man can tell
It’s the end of life on this earth
And my brother, I deeply fare you well
Suena la corriente: "The healing day" - Bill Fay



8 comentarios:

  1. Yo también acabo de descubrirlo y estoy en éxtasis.

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    1. Y esa es la gozada, de repente descubrir a este genio y gozarlo a fondo.
      El disco es sublime!

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  2. Un magnífico disco, estoy encantado con Fay, con este disco y con sus anteriores. Si... belleza
    Saludos

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    1. Difícilmente este disco no ocupe los primeros puestos al final del año en los gustos de servidor. Y espero que de mucha gente más.

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  3. Es que es para alucinar a nada que se tenga un poco de sensibilidad, verdad?
    Abrazo

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  4. Otro aqui que no habia escuchado a Bill Fay y que está sumergido en este mar de canciones soberbias....por cierto, que mi vinilo en su cara C está estropeado, suena de pena, como me fastidia....

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    1. No tenía ninguna duda que cuando cayeras, tú, precisamente tú, lo harías hasta el fondo. Yo lo tengo en CD, y aún así, cómo suena...

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  5. Alucinante hermanito !!!

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