Preparar una somera introducción sobre Ry Cooder se antoja innecesario. Innecesario por inoportuno e imposible. Cómo describir en cuatro, diez, quince líneas de texto la carrera de un hombre que ha escrito a lo largo de sus 65 años miles de líneas de música y sentimiento. Una vez acaso lo intentamos, pero evidentemente quedó hueco. Por eso, ahora recojo una sola frase de aquello: Uno de los últimos trovadores, cantor y rojo. (...)
Y los tres epítetos siguen vigentes: trovador, cantor y rojo. Desde que culminó su trilogía americana, los soberbios Chavez Ravine (2005), My name is Buddy (2007) y I, Flathead (2008), quedó asumida por quienes consideran la raíz musical americana como marca de un sentir, su grandeza. Asumida por quienes aún ponían peros a los muchos canales musicales que en su vida ha navegado. Otros, que sabemos disfrutar igualmente un blues del Delta que un son cubano, ya le teníamos en nuestro santoral pagano desde hacía tiempo.
En cuanto a su vertiente ideológica, a su compromiso social, a su imagen de pepito grillo de la opinión política de su país, la trilogía no hizo más que apuntalar un pensamiento que ya se conocía, y que con su siguiente disco, Pull up some dust and sit down (2011), derivó en voz de una indignación ante los desmanes financieros que han desembocado en la actual crisis mundial. Una canción como No banker left behind debería aún resonar en los oídos de esos banqueros tan despiadamente retratados en la misma. Si tuvieran alma, claro está.
Y continúa hasta hoy mismo la que él entiende como su aportación social, esa otra voz (a pesar de los años) que retoma el discurso que ya anunció Woody Guthrie. Por ello, ante las próximas elecciones norteamericanas, publica un disco, Election Special, en el que repasa parte de la situación actual, ya sea poniéndose en los ojos del perro del candidato Romney (Mutt Romney Blues) o abrumado ante las ideas del Tea Party (Going to Tampa). Un disco repleto de sátira e ironía.
Podría entenderse como un simple disco coyuntural ante un acontecimiento puntual. Pero la única manera de salvar ese escollo, es la que aplica con la solitaria ayuda instrumental de su hijo Joachim Cooder a la batería: convertir Election Special en un nuevo paseo por la tradición musical americana, esa que nace del lamento del blues, la ensoñación del country, la hondura del soul y la fuerza del rock. Un nuevo paseo repleto de sensaciones musicales que dan soporte y credibilidad al mensaje. Porque ser crítico con la política actual de su país no significa ser antiamericano, como tantas voces dicen por aquí.
Cooder ama a su país, y lo canaliza en este homenaje musical en forma de nueve canciones que recorren su tradición musical con más hondura y sentimiento que las palabras huecas de cualquier político.
Nueve canciones que nacen de las bases de la música que en este Río también amamos.
Nueve canciones que superan la coyuntura para devenir atemporales y universales.
Suena la corriente: "The Wall Street part of town" - Ry Cooder
Suena la corriente: "The Wall Street part of town" - Ry Cooder
Este disco y el de los Beachwood Sparks + la canción de Bill Fay que tenía del Mojo es lo único que he machacado estas vacaciones. No sé por qué , sólo me apetecía escuchar sin parar eso y no más.Y claro, relacionarlo con unos días tan chulos y portugueses los marca a hierro y fuego para siempre.
ResponderEliminarCon Ry siempre pasa, parece que es el mismo disco siempre pero, tiene trampa, lo que pasa es que siempre es impresionante, siempre es de 10, sobre todo como suenan sus discos aunque acuda a los palos de la música americana. Y otra cosa Ry es un cantante tan cálido, tan entrañable, ahora recuerdo Poor Man Shangri-la que cosa más grande, qué mimosin blues.
El caso es que Election Day tiene mensaje, tiene fuerza, tiene canciones , es jodidamente bueno de cojones. Pull up ya era una p.o.m. y este es un digno sucesor. Y el rollo rojeras...Muy bueno , muy bueno...la arruga es bella Red River!
Y tan bella, Joserra. Ry Cooder es cálido haga lo que haga, vaya del palo que vaya. Y como tantos otros arrugados, está en un estado de forma impresionante.
EliminarDe Bill Fay, qué quieres que te diga. Mañana publico la reseña del disco que más me ha impresionado en mucho tiempo. Llorar escuchando música es una gozada muy pocas veces disfrutable.
Ya verás como el niño se apunta a la fiesta!!!
ResponderEliminarY seguro que sí, lo vas a disfrutar!