miércoles, 31 de octubre de 2012

Loquillo y Sabino
La nave de los locos (Warner, 2012)
Sin novedad en el paraíso


*Autor: Jaime G. López, "Desperdicios"

Aunque estas aguas no sean a priori el lugar más adecuado para tratar el nuevo lanzamiento de un personaje tan singular como el protagonista de este artículo, hemos considerado que su reunión con el autor de los primeros éxitos de su carrera era materia suficientemente interesante como para realizar una parada y fonda en el binomio Loquillo & Sabino. Ustedes juzgarán si hemos acertado y este artículo es de su interés. (...)


Hace unos meses saltaba la noticia de la grabación de un próximo proyecto conjunto con composiciones únicamente de Sabino Méndez (algo que nunca ocurrió en los años Trogloditas donde Loquillo siempre se reservó una mínima participación compositiva). La apuesta era sin duda arriesgada. Por un lado, Sabino hace muchos años que dejó las lides compositivas, por otro la comparaciones con su época más dorada iban a ser inevitables. Las preguntas eran obvias ¿Mantendrían el pulso que les convirtió en uno de los mejores tándem de la década de los ochenta? ¿O por contra habría desaparecido aquella magia? ¿Era necesario este trabajo? Pasen y lean nuestra opinión. 

El disco tiene dos partes muy diferenciadas. Por un lado, los temas más roqueros y contundentes que se construyen en torno a dos nuevas versiones de sendos temas que Sabino publicó en su único disco en solitario El Día que Murió Marcelo Mastroianni (1997). Se trata de La nave de los locos  y Planeta Rock. Aquel disco nos descubrió en su momento la evolución compositiva de Sabino, que ya habíamos empezado a vislumbrar en algunos de sus últimos temas junto a Trogloditas (en el disco Morir en Primavera 1988). En los mencionados temas, un Sabino menos romántico se nos presenta como un observador perspicaz de esa clase media a la que se refiere en la primera de ellas, en su vertiente perdedora. Lejos quedan ya los clichés roqueros y ese idealismo romántico que siempre acompañó sus brillantes composiciones clásicas. 

Con el tema La nave de los locos se abre con fuerza este trabajo. Guiños a Dani el Rojo y Oriol Llopis en su introducción (curiosamente, como Sabino, ambos han relatado sus años salvajes en sendas biografías). Guitarras eléctricas y contundencia mientras Loquillo escupe una gran letra con versos como Sabemos que hay de todo / pero que muy pocos de los sueños febriles son para nosotros.

Anunciado inicialmente como un disco de garaje, ese pulso puede observarse claramente en temas como El mundo necesita hombres objeto con poderosos riffs que acomodan los no menos poderosos estribillos de Sabino marca de la casa. Al igual que en Muñecas rusas (grabado anteriormente como Barrios Viejos) con una intro a base de riffs a-la Kinks y con arreglo de palmas. Destacan también los coros muy presentes en esta parte más roquera del disco.

Contento es el tema con el que ha sido promocionado, con un vídeo realizado por Oscar Aibar. Lo cierto es que la temática elegida para el mismo ha resultado cuando menos oportunista, utilizando la crisis y las movilizaciones como leit motiv en un tema cuya letra no parece haberse escrito para reflejar los convulsos tiempos que vivimos. Funciona mejor en el disco, ya se sabe que el vídeo mato a la estrella de la radio.

Planeta Rock es el otro tema recuperado de la etapa en solitario de Sabino. Con una potente música y letra, mi canción no va a engañar/ no tiene final feliz/ ¿te extraña refugiarte en fantasías de rock and roll? / ¿en qué orilla estas mejor?. Curiosamente esta letra puede interpretarse como una interpelación y declaración de principios frente a su antiguo compañero de correrías. Curiosa ironía. 

En cuanto a las baladas y medios tiempos, territorio especialmente productivo para Sabino, éstas se mueven entre los grandes aciertos y algún más que notorio fallo. Desgraciadamente, no se trata de que las letras o composiciones no estén a la altura, sino del responsable de la producción. Qué duda cabe de la maestría como músico y productor de Jaime Stinus, no seremos nosotros quienes le neguemos tal reconocimiento. Desgraciadamente en su ya larga trayectoria junto a Loquillo ha pasado de su inicial escaso intervencionismo a ejercer de productor y arreglista total. Si bien su labor ha logrado modernizar y elevar a niveles muy altos la calidad de las grabaciones de Loquillo y, dependiendo del proyecto, dotarles de los mantos adecuados por la temática y espíritu del disco (Balmoral o Su Nombre Era…), en determinadas canciones de sus últimos trabajos se nota el exceso de producción en arreglos demasiado preciosistas, el tratamiento recargado de algunos instrumentos y una contención que a veces no deja fluir las canciones como debieran. 

En este caso han sido los temas lentos los que más han sufrido de estos excesos de producción especialmente el tema Luna sobre Montjuic. Y en menor medida Mi bella ayudante en mallas, Paseo solo o la fantástica De vez en cuando y para siempre. Una pena que los criterios de Stinus hayan prevalecido en estos temas por encima de los de Sabino, lo que al parecer causó algunos conflictos en la grabación. 

El disco se cierra con una desnuda Canción de despedida con una letra de Sabino en clave de observador costumbrista, un estilo que impregna en general todas las letras de este trabajo. Un calmado cierre para un disco que se abría con contundencia y electricidad. 

En definitiva gran noticia la recuperación de uno de los mejores letristas que ha dado la más prolífica década de rock en castellano. Si lo que buscas es la continuación de la historia allí donde quedó interrumpida, seguramente este no será tu disco. Si por contra y sin prejuicios quieres oír un brillante disco de rock con interesantes y maduras letras, te recomendamos que lo escuches. No te decepcionará.

Autor del texto: Jaime G. López "Desperdicios"

Suena la corriente: "Contento" - Loquillo
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3 comentarios:

  1. El disco me gusta, es un buen disco de rock. Si me sorprende que llame más la atención que su anterior Su nombre era el de todas las mujeres, para mí muy superior en lo musical y en la lírica. Aunque he de decir que un disco de rock combativo nunca sobrará en los días que corren. Aciertas encuanto a la sobreproducción de Stinus, pero pienso que es marca de la casa. Lo que tengo claro es que la marca Loquillo conlleva detrás a un buen equipo de músicos en el que Loquillo es la punta de lanza. Me ha gustado sí. Grandísima reseña, pronto haré la mía, pero no sé por donde empezar.

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  2. Anónimo4:20 p. m.

    Chals supongo que el morbo de la reapiracion de Sabino ha propulsado el inusual revuelo mediatico, y no nos referimos a las tranquilas aguas de este blog, que ha despertado este disco frente a su/s trabajo/s anterior/es. Y efectivamente las restricciones espaciales nos han hecho olvidar la mencion a la banda: fantasticas las guitarras de Igor y Josu , pero tambien los teclados de Santi y los bajos de Alfonso Alcalá. Gracias por tus palabras.

    Desperdicios.

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  3. A mi me echaron de la nave, porque no había forma de que le quedase bien un sombrero a Loquillo ¡Con semejante tupé!
    He escuchado algunas canciones en internet y lo cierto es que me aburre un poco, se echa de menos algo que sorprenda, no sé, le falta chispa. Por cierto, decir que en la canción de despedida Loquillo canta con Mikel Erentxun.
    Un abrazo.

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