Vivimos en una época digital, y lo analógico queda como
reliquia del pasado. Y la música, indeleblemente unida a la imagen, no escapa a
esta tendencia. Aunque en muchas ocasiones, lo intenta. Alguien podría imaginar
un video de Subsonics grabado en alta resolución digital? No, lo suyo tiene el
regusto nostálgico del super 8, de la imagen granulada y la intención
aficionada. (...)
Y es que da gusto enfrentarse a grupos fuera de toda moda,
paseantes en un margen que hace las delicias de los degustadores de off-topics,
por usar un término habitual en esta época digital. Sí, gente que sigue su
camino a pesar de los gritos corifeos que les indican que andan desviados. Y
ellos siguen su senda, sabiendo que siempre encontrarán gente que les
anime. Gente que alguna vez ha transitado por el mismo camino, que alguna vez
han reconocido su deuda con los de Atlanta, aún cuando esa gente ya haya puesto
un pie en el otro lado. Y si no, preguntad a Black Lips.
Subsonics llevan ya siete discos haciendo del lo-fi, del
sonido casero que nace del fondo de un alma de serie B, la brújula necesaria
para caminar por esa senda por la que han decidido aventurarse. Lo suyo es
rock’n’roll del clásico, del que hizo despertar a una juventud ansiosa hace más
de 60 años. Lo suyo es surf pasado por una cinta de cassette. Lo suyo es llevar
la primitiva energía provocadora de la Velvet Underground de vuelta a sus
orígenes, donde primaba la esencia de la melodía nacida dentro de las entrañas.
Lo suyo es volver a poner sobre surcos el aparentemente inocente descaro de los
Modern Lovers. Lo suyo es glam, cuero negro y actitud.
Y es que lo de Subsonics es muy grande, como podemos
corroborar en su nuevo disco, In the black spot, que estará dentro de unos días
a la venta. Se han puesto en las manos de Matt Verta-Ray
(Heavy Trash) precisamente para mantener ese halo pantanoso y austero del que
siempre han hecho bandera. Y el resultado es a todas luces lo que de ellos
deseábamos. Canciones directas que en escasas ocasiones sobrepasan los dos
minutos. Para qué más si Clay Reed es capaz de resumir en apenas 120 segundos
lo que su guitarra y esa peculiar voz tratan de expresar, surrealismo musical
arropado por los tambores de Buffi Agüero y el bajo de Rob Delbueno, que
también ponía sus cuatro cuerdas bajo el alias de Coco the electronic monkey
wizard en los extraterrestres Man or Astro Man?
Y así comienzan, con ese garage-surf juvenil de Bus 16, un
Lime Lime que te hace pensar en una primitiva grabación de la Velvet, el pop de
Dubious Charms (qué delicia naif!) o The Re-telling of it, la sensibilidad
loureediana de Headlights, o el garage de caverna de Teach me how to play God o
Miracle Worker, y el sucio rockabilly de Haywire. 15 pelotazos de los que te
hacen soñar con tu rostro en una ajada serie que digo B, una auténtica serie Z.
Date este placer analógico, y no les pierdas la pista en
directo, ahora que desde mañana miércoles les vamos a tener en nueve fechas por la península.
Date el placer, y luego nos lo agradecerás.
*Compra el disco en Slovenly Recordings o en su BandcampSuena la corriente: "Bus 16" - Subsonics
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