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Hay conciertos que son la excusa perfecta para sudar. No el sudor que molesta al nacer por una actividad indeseada. No, hablamos del que sale de dentro, del que es el resultado gozoso de unas reacciones químicas que se producen en el interior de uno ante estímulos externos. Sí, durante la celebración del WOP Festival en el Pabellón de La Casilla de Bilbao, tuvimos momentos, más de uno, en que sentimos dentro ese proceso biológico. (...)
Sudor eléctrico, nacido de las mismas entrañas, ante la fuerza que los redivivos The Dream Syndicate estaban demostrando sobre el escenario el sábado. Que Steve Wynn es uno de los personajes más imprescindibles en la historia del rock’n’roll de los últimos treinta años es algo que no nos cansamos de defender desde estas aguas. Todo, y digo todo, lo que ha hecho tiene las gotas de maestría, electricidad y sensibilidad de los grandes creadores. Tal vez no sea mediático, tal vez quede recluido demasiadas veces en los cajones de artistas de culto, pero eso no rebaja un ápice su grandeza. Pero es que además es la simpatía personalizada, y no recuerdo haber asistido a un concierto suyo (y van unos cuantos) en que luego no desempolvara la mejor de sus sonrisas a la hora del saludo de un supuesto extraño. Porque él y nosotros para nada somos extraños. Sabemos que le debemos mucho, y él es consciente de que sigue ahí por nosotros.
Volver a ver a The Dream Syndicate sobre un escenario tras la última vez que lo hicimos, en un lejano 1984, se antojaba un momento mágico. Pero lo que nos ofrecieron de nuevo fue música eléctrica de esa que nos demuestra que sí, que la necesitamos como alimento para encarar no ya el día siguiente, ni la semana siguiente, sino nuestra propia vida. Aquellas esencias de la Velvet Underground, de la raíz de la música americana y de la energía del punk que nos asombraron en los 80 siguen siendo el núcleo de su fuerza, y su intensidad no se ha evaporado. Se ha multiplicado, en todo caso. Con la aportación del inconmensurable Jason Victor, que lleva ya muchos años acompañando a Wynn en The Miracle 3, su gran banda actual, y que demostró lo que ya sabíamos, que la electricidad es parte de él, y los enormes Dennis Duck y Mark Walton, The Dream Syndicate no se resistieron a repasar únicamente el homenajeado The days of wine and roses en su 30 aniversario, sino que lo intercalaron entre piezas de toda su carrera, nos hicieron recordar el Live at Raji’s, aquella despedida que supo a gloria. Y a gloria bendita supo desde la fugaz lágrima escapada con los primeros acordes del Tell me when it`s over hasta la demostración apabullante en que convirtieron John Coltrane Stereo Blues, posiblemente uno de los momentos más álgidos que uno ha disfrutado en directo en su vida. Fuimos presa del sudor eléctrico, y no olvidaremos esa sensación así pasen muchos años.
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Me perdone el resto del plantel al que tuvimos ocasión de apreciar. El Inquilino Comunista, siempre un placer volver a recuperar la intensidad que un día nos asombró. Los Enemigos, tan intensos como los recordábamos, con canciones que ya son parte de lo que somos, y con un Josele en plena forma, el cruce más perfecto que nunca haya salido entre la chulería castiza madrileña y el alma canalla del tanguero porteño. Unos The Hives que son un puro trallazo en directo, y que hicieron frente a los continuos cortes de electricidad con una profesionalidad, gracia y soltura que ni nosotros ni, sobre todo los organizadores, dejaremos de agradecerles. The Right Ons, o la juventud llevando la esencia del power-pop atómico que corre por sus venas. Unos Soul Asylum que poco podían hacer tras Dream Syndicate y Jayhawks, y de quienes, siendo benévolos, sólo diremos que se quedaron totalmente en el principio de los 90, ahí, quietitos.
No pudimos ver a Doctor Deseo, pero, para terminar, unas palabras sobre The WOP Band, el propio proyecto musical de Mikel Rentería. Siempre agradeceremos lo que él y su mujer están haciendo con la vida que se han encontrado. Siempre emocionará ver a sus tres hijos bajo el escenario mientras su padre les dedica canción tras canción. Y siempre reconoceremos que Sigue pintando llega hasta ese mismo alma que después nos estrujaron los otros. Gracias de corazón.
* Las noches, por muy antológicas que sean, pueden torcerse. Y esta lo hizo. Las calles son distintas a los sudores colectivos. Atraco, robo del móvil, comisaría, y pérdida de todas las fotos y notas tomadas durante estas dos grandes noches. Disculpen las posibles inexactitudes y ausencia de imágenes.Suena la corriente: "Tell me when it's over" - The Dream Syndicate
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