Dinosaur Jr. I bet on sky (Jagjaguwar, 2012) Bendita tensión

Una de las cosas que siempre me ha gustado de J Mascis es que nació el mismo año que yo. Le llevo unos meses, pero no se lo tengo en cuenta. Sé que esto no es más que una chorrada, pero es la mía. Supone ese punto generacional que siempre he pensado que nos une a los dos con ese tótem que él y yo tenemos, y que ahora con su nuevo disco, nos demuestra que es algo mucho más allá que un simple gigante: Neil Young. (...)

No sé por qué, pero siempre me sentí enormemente identificado con Mascis. Ese monstruo de sonido (mucho más certero que muro de sonido, en este caso), mezclando rabiosas guitarras alocadas por el fuzz, voz y esencia melancólica general y melodías pop en lo más profundo del estómago de su cancionero, siempre me pareció que caminaba a la par que yo. Desde sus incombustibles inicios con Dinosaur (1985), You’re living all over me (1987) y Bug (1988), hasta su etapa posterior más amplia y pop. Porque al contrario que otros, siempre adoré Green mind (1991), Where you been (1993) y Without a sound (1994). No tenía ningún problema en compaginar Freak scene y Start choppin’, y ambas siguen formando parte de mi alimento.

Lo dicho, siempre he sentido caminar al lado de Mascis. Tanto, que cuando en 2007 se anunció la vuelta de la formación original, con Lou Barlow al bajo y Murph a la batería, no era ni ansiedad, ni miedo, ni siquiera expectación, lo sentido. Intuía, como lo supe después, que Beyond (2007) y Farm (2009) iban a expresar lo que en ese momento sentía. Y tras el disco en solitario, acústico pero precioso, que Mascis publicó el año pasado, Several shades of why, tampoco me ha sorprendido I bet on sky.

Pareciera que Dinosaur Jr. están repitiendo punto por punto su carrera anterior. Incluso la supuesta y eterna tensión personal entre Mascis y Barlow ha aflorado de nuevo antes de este trabajo, con rumores sobre nuevas salidas, rumores nunca confirmados. Da igual, creo sinceramente que esas fricciones ya son parte, una de las más insoslayables, de la banda. Y si Beyond y Farm, dos discos mayúsculos, mantenían esotéricos y ruidistas, crispantes y bullentes puntos de unión con sus discos hasta Bug, I bet on sky pareciera que retoma en parte el cambio que pudo suponer Green mind.

A ver, toda esa electricidad contenida, toda esa angustia opaca y abrumadora propia del lagarto gigante siempre está presente. La claustrofobia es seña de identidad en este caso (y de placer, y de placer). Ahí están para que no se olvide Watch the corners, Pierce the morning rain o See it on your side. Pero cuando abren el disco con Don’t pretend you didn’t know, con esa guitarra tan pop y el hammond flotando por doquier, has de esperar hasta la entrada de la voz de Mascis para certificar que sí, que estás ante Dinosaur Jr. Y son estas amplitudes de miras, que tanto se les echó en cara a partir de los 90, las que te vas encontrando en ese groove de puro pop hipnótico de Almost fare, la placidez (en términos de Dinosaur Jr., no lo olvidemos) de Stick a toe in o el funk de I know it oh so well. Y encima, las dos canciones firmadas por Barlow funcionan como contrapunto. Un Recognition, posiblemente lo más flojito del disco, y una joya como Rude, deliciosa gominola pop-punk de las que levantan el ánimo a cualquier alma rugosa.

Ya veis, será una chorrada haber nacido el mismo año, pero no lo es sentirme tan unido al señor Mascis en este jodido caminar. Claro, que lo mismo ahora se me puede enfadar cuando destaque como sonido de la corriente una canción de Barlow.

Tensión, bendita tensión.

Y benditos siempre Dinosaur Jr.

Suena la corriente: "Rude" - Dinosaur Jr.