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martes, 27 de noviembre de 2012

John Hiatt
Mystic Pinball (New West Records, 2012)
La tranquilidad año tras año


Hay cosas que podemos decir que no cambian. Que empiezan a tener una rutina que queda establecida como hoja de ruta. Una rutina que no siempre tiene que ser negativa, una falta de nuevas coordenadas que de ninguna manera tiene que ser de por sí siempre un handicap. En absoluto. Y a este Mystic Pinball me remito. (...)


Hace unos cinco meses le dedicábamos en el Río unas sentidas letras a John Hiatt a cuenta de un concierto en Bilbao al que no pudimos ir teniendo la entrada, y del que los asistentes continúan lanzando las más encendidas loas tantas semanas después. Pero hablamos de que volvería (esperemos que pronto), hablábamos de las partes duras de su vida, de las partes bellas de sus trabajos, del acontecer de su carrera desde mediados de la década 2000, tras el magnífico Master of disaster (2005).

Y esa rutina bien entendida ha vuelto a no sorprenderme. A no sorprenderme gratamente. Porque a veces la falta de sorpresas es una sorpresa en sí. Que una persona mantenga una calidad por encima de la media en sus últimos cinco trabajos es en sí mismo una sorpresa. Pero yo me lo puedo tomar como la tranquilidad del amigo que no va a defraudarte por nada del mundo. Sí, algún día se romperá esta línea de confianza, algún día llegará el temido bajón. Pero no por ahora, así que disfrutemos.

Encarar Mystic Pinball es hacerlo sabiendo que va a atraparte. Que va a tener ese punto exacto que sabe tocar tus fibras. Y lo espero templado, y me recreo en él. Cambia los tonos más reflexivos de Dirty Jeans and Mudslide Hymns (2011) por esa ironía tan propia de Hiatt, y que lo emparenta con lo más granado del cancionero pop británico, aquel Nick Lowe con el que colaboró, y el distanciamiento sarcástico del cancionero rock americano, aquel Ry Cooder del que siempre aprendió.

Y me emociono cuando comienza el disco con un We’re alright now que suena a sincero acto de reafirmación:
Don’t know what was the matter with me
Baby we’re alright now
Gotta love so strong
Alright now
Even when it’s wrong
Me alegro tanto de que se sienta así, que no dudo un momento que lo que viene a continuación tendrá la brillantez de esas canciones que saca de una chistera de manera casi anual.

Le pido al disco que cambie mi visión de la música de raíz americana? No, le pido que me arrope con esa combinación de la misma con las bases del pop de siempre, para que me de minutos como los de It all comes back someday, I know how to lose you o You’re all the reason I need. Porque en esta última adoro el juego que se establece entre las guitarras y ese bajo que apuntala de manera brillante todo el disco. Cielos, cómo suena Patrick O’Hearn durante todo el minutaje! Espectacular, acompañando las guitarras de Doug Lancio y la batería de Kenneth Blevins.

Y cómo no voy a disfrutar ese rhythm & blues arrastrado de One of them damn days, el country-pop de Give it up o ese folk de bardo de caminos que es Blues can’t even find me. Pero sé que siempre me sentiré identificado, abrazado, mimado, acariciado, cuando me susurra sus intimidades. I just don’t know what to say y la preciosa nana No wicked grin me van a acompañar muchas, muchas noches.

Por mí, sigo esperando tranquilo el próximo.
No creo que se pueda decir esto de mucha gente.

Suena la corriente: "We're alright now" - John Hiatt



3 comentarios:

  1. No defrauda este hombre, es tremendo. Un disco con mucha potencia, en la que igual se pasa del country al hard rock.

    saludos

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    1. De verdad, poca gente puede decir que todas sus últimas producciones son de semejante nivel! Una gozada...

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  2. Es que los discos de Hiatt son de largo recorrido, eso es lo sabroso!!!

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