
Se dedicaba a sí miso Daniel Merino una de las canciones incluida en su nuevo trabajo, El placer de no hacer nada, de nombre Un hombre de provecho. Y al llegar al estribillo, uno comprueba que no había atisbo de autosatisfacción: Jamás seré un hombre de provecho, quizás, porque no sirvo para eso. Y no, no podemos estar más en desacuerdo con dicha afirmación. (...)
Porque hay un grupo de gente que día a día demuestra en su trabajo que el rock cantado en castellano sigue teniendo un presente más que disfrutable, por mucho que los oropeles se los lleven otros. Con mayor o menor atención pública, nombres como Quique González, Lapido, Santi Campos, Txetxu Altube, Iñigo Coppel, Daniel Merino, saben cuáles son las raíces que les metieron el gusano dentro, las que nacían de las playas y desiertos americanos, pero no olvidan el camino recorrido a este lado del charco por gente como Nacha Pop o Los Secretos.

Y es en directo donde saboreamos con mayor intensidad su componente más eléctrico, ese que sin abandonar los aires a Jackson Browne o las huestes del country-rock más clásico es capaz de hacer un guiño directo a Petty, Mellencamp o el propio Springsteen. Comenzando con ese espíritu americano de El día del asalto al tren pasa directamente a Me perdí al final de su anterior Otra vida (2011), más directa, más contundente, pero siempre con esa melodía capaz de hacerla inolvidable.

Repasó en su casi totalidad el disco, pero no olvidó picar en trabajos anteriores, canciones que ya tienen el tiempo sobre ellas necesario para saber que son algo más que simples peldaños, como la springsteeniana El túnel, Su lado oscuro, Písale a fondo o dos ya clásicas de su lejano Aventuras en la gran ciudad (2003), A mi aire y Tu padre quiere que me olvide de ti.
Desde luego, son gente de provecho, de mucho provecho.
El que son capaces de ofrecernos.
* Compra el disco en La Produktiva RecordsSuena la corriente: "Diferentes de los demás" - Daniel Merino
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