Hay conciertos que tienen más valor por lo que suponen de reencuentro con la trayectoria de un artista que por el propio concierto en sí. No digo que el ofrecido por Kilo Veneno el pasado viernes en Bilbao fuera un show olvidable. Si acaso, faltó un punto de sentimiento en la interpretación de alguna de sus canciones. Y esa palabra, en la música de Kiko Veneno, es esencial. (...)
La banda que le acompañaba no ofrecía ninguna duda sobre su excelencia instrumental. Hoy en día no es Kiko Veneno un primera figura de la música nacional, pero sigue manteniendo ese punto convergente con la leyenda que le permite pasear con la mejor de las compañías. Salvo que a veces, ese profesionalismo está algo reñido con el sentimiento, dando lugar a cierta falta de feeling.
Presentaba Jose María López una revisión completa de su disco de 1992 Échate un cantecito, ahora que cumple 20 años. Canciones como Lobo López, Me siento en la cama, Superhéroes de barrio, Joselito, Fuego o esa maravilla descriptiva del dolor de la separación que es Echo de menos están marcadas en los recuerdos de miles de personas (se notaba una edad media más que adulta en la concurrida platea, edad media que nosotros en concreto no hacíamos nada más que aumentar), y supusieron para Kiko Veneno el convertirse definitivamente en músico profesional y abandonar, al menos tangencialmente, las marginalidades por las que hasta entonces caminaba.
Pero mira tú por donde (siempre llevando la contraria), y a pesar de que Échate un cantecito también tuvo una importancia vital por circunstancias muy especiales en quien esto escribe, nunca podremos olvidar aquellas épocas de Veneno o del extraordinario Seré mecánico por ti de 1981. Por eso disfrutamos la interpretación de Los delincuentes, pero suspiramos por haber podido escuchar Pata Palo.
Eso sí, cualquier concierto de Kiko Veneno merece la asistencia aunque fuera por escuchar solamente dos canciones. Por un lado, esa versión de su idolatrado Bob Dylan, ya que la traslación de Memphis Blues a sus letras e idiosincrasia es, como certeramente apuntó nuestro colaborador Desperdicios, un rasgo de simple genialidad. Por otro lado, una genialidad que siempre quedará demostrada en esa otra canción convertida en leyenda por un Camarón que también lo era. Pero es que Volando voy es la pura esencia de KikoVeneno, además de una de las mejores canciones jamás compuestas en este país.
No es de extrañar así, señoras y señores, sepan ustedes que la flor de la noche, pa quien la merece.
Suena la corriente: "Memphis blues" - Kiko Veneno
Suena la corriente: "Memphis blues" - Kiko Veneno
100% de acuerdo sobre lo de la falta de feelling....Tampoco es Kiko el tipo mas comunicador del mundo (en eso, es casi igualito a su amado Bob), pero estuvo frio, lejos de la calidez de su musica.
ResponderEliminarAun asi, hubo momentazos. Quien tuvo retuvo.
Genial conocerte in situ :-)
Así es, a mi me dejó frío en algunas ocasiones... pero siempre es un placer encontrarse de nuevo con esas canciones.
EliminarY otro placer, aún mayor, habernos puesto caras!
Un abrazo (y nos vemos el viernes!)