Entraron como un elefante en una cacharrería en aquel ya lejano 1986. Rock crudo, directo, rudo y grosero, con revitalizantes bríos punk cuando en las Islas se comenzaba a anticipar los tiempos lúdicos del britpop. Rock proletario, malencarado, de barriada londinense venida a menos, sin demasiadas finuras. Y con esa lacónica sabiduría del obrero, aquel que sabe que en su puta vida sólo va a nacer, ir a la escuela, trabajar y morir. (...)