*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"
En 1981 los Stray Cats se encontraban en el punto más álgido de su incipiente carrera, solo comenzada algunos meses atrás poco tiempo después de haber aterrizado en Londres desde su Nueva York natal. Siguiendo la recomendación de un promotor de Boston, que les dijo que en la vieja Europa y concretamente en Inglaterra seguían adorando a los gigantes de la primera generación del rock&roll, habían tomado Europa por asalto. Su debut homónimo había conseguido llegar a lo más alto de la lista de la mayoría de países europeos, de Finlandia a Inglaterra su propuesta había conquistado toda Europa y así se pasaron todo aquel año girando incansablemente por el continente. Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, Francia e incluso la España de la movida, con sendas paradas en Barcelona y Madrid, fueron testigos de su rompedora propuesta musical. (...)
En 1981 los Stray Cats se encontraban en el punto más álgido de su incipiente carrera, solo comenzada algunos meses atrás poco tiempo después de haber aterrizado en Londres desde su Nueva York natal. Siguiendo la recomendación de un promotor de Boston, que les dijo que en la vieja Europa y concretamente en Inglaterra seguían adorando a los gigantes de la primera generación del rock&roll, habían tomado Europa por asalto. Su debut homónimo había conseguido llegar a lo más alto de la lista de la mayoría de países europeos, de Finlandia a Inglaterra su propuesta había conquistado toda Europa y así se pasaron todo aquel año girando incansablemente por el continente. Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, Francia e incluso la España de la movida, con sendas paradas en Barcelona y Madrid, fueron testigos de su rompedora propuesta musical. (...)
Y es que no se trataba solamente de una puesta al día del
cancionero de la primera hornada de roqueros americanos, cosa que ya había
hecho magistralmente Robert Gordon con la ayuda de guitarristas como Link Wray
o Chris Spedding. Sino que además en aquel momento Stray Cats aportaban toda la
energía y la fiereza de la escena punk a un repertorio y una música que en su
día también habían revolucionado a la sociedad del momento. Se trataba de vasos
comunicantes entre dos estilos musicales que tenían más cosas en común de lo
que pudieran aparentar.
Su propuesta parecía recoger el testigo del London calling editado solo un año antes (22 de diciembre en UK, un mes después en los US). Si
aquél, desde el punk, se abría a un gran collage sonoro en el que cabía el
rockabilly, el reggae o el pop, éstos partían del rock&roll y el rockabilly
para abrazar otros estilos. Así, se atrevían a recrear oscuros temas de la SunRecords a ritmo sincopado de ska (Ubangi Stomp), relatar su versión de la
crisis de los rehenes de Irán a ritmo de punk (Storm the Embassy) o mezclar
estructuras más propias de la pujante New Wave con links de rockabilly en su
primer nº 1 (Runaway boys). Pero quizás lo que más les hermanaba con los
Strummer y cía, más allá de la actitud encima del escenario, era el sonido. Su líder, Brian Setzer, ayudado por una Gretsch 6120 Electroacústica y una
equipación vintage de pantalla VOX con cabezal Fender Bassman, conseguía sacar
acoples y rugidos en un sonido cortante y afilado que le emparentaba con la
tribu del imperdible. Desgraciadamente, con el tiempo la fiereza se fue
atenuando para acercarse cada vez más a los originales y perder parte de la
fuerza inicial. Pero el concierto que recoge este DVD en el Festival de Jazz de
Montreux del 81 es su propuesta más salvaje. Como hemos dicho, los Stray Cats
estaban en su momento y ante una abarrotadísima y sudorosa sala dan lo mejor de
sí.
Abren con una inusual Sweet Love on my mind de JohnnyBurnette Trio y enseñan sus cartas. Ataviados con camisas negras sin mangas de
taller de automóvil, estrechísimos pantalones, botas con cadenas de motoristas,
pañuelos anudados al cuello e imposibles tupés (sí, el aspecto visual jugó una
baza importante en el éxito del grupo), el trío se planta en el escenario en
línea. Lee Rocker al contrabajo, Slim Jim Phantom de pie sobre su semi batería
(otro de los aciertos de los Cats e imitados desde entonces por toda banda del
género) emitiendo incansables coros y gritos y Brian Setzer con la Gretsch
colgando sobre su correa y en posición felina encorvado sobre su micro, demasiado bajo como para cantar erguido.
Double Talking Baby / Rumble in Brighton, que se convertiría
en su dupla incial preferida, elevan la temperatura y los gatos empiezan a
sudar a chorros.
La base rítmica básica pero contundente y visualmente
impactante proporciona la esencia rockabilly sobre la que sustentan su propuesta.
Slim Jim trepa sobre su escueto kit de batería, sigue el ritmo golpeando sus
baquetas en los silencios, jalea al público. Mientras, Lee se sube al
contrabajo, lo acaricia o lo golpea furioso en una suerte de primitivo slip
bass. Y Setzer aporta la distorsión, acoples y sonido afilado que les
emparentaba con sus colegas británicos.
Stray Cat Strut suena más cercana al Blank Generation de
Richard Hell que al Pink Pedal Pushers de Carl Perkins, el sonido quebrado
manda. Con Ubangi Stomp y Storm the Embassy se transmutan de trío rockabilly a
banda de punk.
Drink that bottle down nos enseña su lado más blues, la
desenvoltura con la que se mueve Setzer en ese terreno adelanta lo que será su
segundo largo Gonna ball, un disco de slide y blues con pinceladas de
rockabilly. Lee Rocker ejerce las labores vocales avanzando su papel al frente
de sus futuros combos.
Las versiones ajenas ayudan a relajar la fiereza del
material propio y a ceñirse a los cánones de la música desarrollada por sus
héroes de los 50. Así, en Important words, a petición de alguna dama del
público (Ladies’ choice), recrean la quintaesencia de la balada cincuentera.
Chicos espabilados ellos, para finales de año habrán compuesto la suya propia, Lonely
summer nights, que sustituirá en directo al tema de Gene Vincent, cuya inclusión en este DVD supone una rareza en la extensa discografía pirata que existe del
grupo a lo largo de su carrera.
Sus dos mayores éxitos hasta el momento, Rock this town y
Runaway boys cierran el concierto. A partir de aquí y en tandas de un único
tema empiezan unos bises que parecen no tener fin debido a la insistencia del
público.
Una versión muy rítmica de Be bop a lula abre el encore con
la colaboración de Wilko Johnson, a quien los técnicos le juegan una mala
pasada porque, si ya cruzar guitarras con Brian Setzer era tarea complicada , hacerlo sin volumen y quedarte medio solo colgado tiene que ser la peor
pesadilla. En tareas vocales cuentan también con la sensual Pearl Harbor (de la
banda Pearl Harbor and the Explosions), pareja del bajista de los Clash Paul
Simonon.
Obligados a salir dos veces más, optan por la revisión de
sus principales héroes, Eddie Cochran con el Somethin’ else y Gene Vincent con
una inusual Pretty Pretty Baby cierran un concierto en el que el sudor había
hecho mella hace mucho tiempo y dando señales de encontrarse totalmente exhaustos, y es que esa ha sido hasta su gira de despedida en el año 2008 la
característica principal de sus directos. A partir de este momento, Stray Cats
conocerían la gloria, grabarían en lejanas islas del Caribe como sus compañeros
de sello Police, triunfarían en su país convirtiéndose en presencia permanente
en el naciente canal MTV, se codearían con la crema de la aristocracia del
rock, Rolling Stones, Plant, Dylan, Clash, se separarían, iniciarían carreras
en solitario y se reunificarían para al menos otro disco de éxito reseñable.
Pero algo es seguro: aunque siempre apasionantes, nunca volvieron a sonar tan salvajes y con sonidos tan distorsionados y agresivos como en el 81.
*Autor del texto: Jaime G. López "Desperdicios"
Pero algo es seguro: aunque siempre apasionantes, nunca volvieron a sonar tan salvajes y con sonidos tan distorsionados y agresivos como en el 81.
*Autor del texto: Jaime G. López "Desperdicios"
Suena la corriente: "Somethin' else" - Stray Cats
Aquel disco del 81 es tan fabuloso que no tengo palabras para mostrar el más grande de los elogios. Excelente texto y ese DVD tengo que hacerme con él. Saludos.
ResponderEliminarAquel año fue brutal para los Cats. Eso es estar en plena forma.
EliminarY gracias por lo del texto. Jaime Desperdicios lleva las Gretsch en las venas!
¡Qué tiempos aquellos! Cuando los gatos tenían uñas...
ResponderEliminarEntonces las diferentes tribus se pegaban entre sí por absurdos matices y por ver "quién se llevaba el gato al agua", cuando en el fondo punks y rockabillies como estos tenían muchas cosas en común, como bien dices.
Actualmente, todavía hay grupos que siguen aquella senda (p. ej. "Lucky Dados"), pero... ¿Por qué será que nos parecen menos creibles?
Salud y ritmo!
Johnny si aquel disco te gusta hazte con este concierto no te defraudará toda la esencia del mismo multiplicada y amplificada en directo en un grupo en el que la imegn y el directo siempre fue muy importante.
ResponderEliminarMad totalmente de acuerdo con lo que dices, por suerte los años y el devenir del rock cada dia una isla mas pequeña ha hecho que los prejuicios y las barrera estilisticas se hayan venido abajo. Y es en estos momentos cuando es tan importante reivindicar la figura de los Stray Cats unicos en su especie cuando nacieron rompieron el molde.
Gracias a los dos por los comentarios.
Jaime "Desperdicios"