Pasará un año (otro más), llegarán las pantagruélicas fiestas, y el grupo de pirados de siempre nos pondremos a analizar qué ha dado musicalmente de sí este 2013. Vueltas de viejos dinosaurios, discos de cabecera, ningún pudor porque aparezcan los géneros que sean en las listas internacionales. Y nos acercaremos al producto interior bruto con algo más de distancia. Los eternos (y cada día más viejos) indies, la influencia del rock americano, nuestros propios dinosaurios… (...)
Ya lo dijimos hace unos meses. Cuando sin previo aviso te topas con una de esas canciones que suenan a eternas, que si fueran interpretadas por un grupo del otro lado del charco muchos soltarían sentencias lapidarias, el gusanillo de la emoción corre médula arriba y abajo, desbocado. Y eso es lo que nos pasó con Don’t expect too much, segundo adelanto del que iba a ser primer larga duración de los ferrolanos Bang 74. Tenía la esencia de la Creedence por sus armonías y el rock americano de siempre entretejido entre sus acordes. No dejaba de ser una canción más, pero una de esas capaces de embellecer toda una obra.
Y semanas después, Rufus Recordings ponía en circulación el disco completo, Hi-Flying Dreams. Y evidentemente, no nos habíamos equivocado. Y evidentemente, o mucho cambian las cosas, o cuando en este Río encaremos los meandros de fin de año, tendremos muy en cuenta estos sueños de altos vuelos. Porque Cris Veiga a la voz y guitarra, Fran Millarengo al bajo y Oscar Millarengo a la batería, adaptan la fuerza intrínseca del power-trío a la esencia de uno de los mejores discos de power-pop paridos en territorio nacional en mucho tiempo.
Sus trece años bajo tan directa denominación demuestran que no han perdido el tiempo a la hora de trasuntar todas sus influencias, desde el pop británico que nació en la década prodigiosa a la high-energy de la hoy derruida ciudad americana del motor pasando por esos arrebatos pop que mezclados con los alaridos punk despertaron a finales de los 70 a un rock’n’roll que parecía más que nunca ensortijado en los efluvios químicos o agrícolas. Y de la misma manera que aquellos tres momentos históricos nos legaron obras de envergadura, en este naciente 2013 Bang 74 son capaces, atendiendo exclusivamente a su calidad, de despejar mentes opacadas. Porque es cierto que Hi-Flying Dreams será nombrado en los círculos propios, cerrados pero muy activos de esos sonidos, pero merecería dar el salto a carreteras diferentes.
Desde el delicioso inicio pop de Cloud of rock and roll pasando por esa oda al desasosiego actual de Bells of revolution, pura energía, Bang 74 ponen los puntos sobre más letras que las simples ies. Ghost town podría perfectamente haber encajado en la vuelta de Redd Kross o Heaven’s shore en las ensoñaciones de los recién llegados Allah-Las, pero su personalidad queda marcada en canciones como la que da título al disco, sangrando lo mejor del glam más energético, A cricket’s family llevando con elegancia el mejor traje de corte 60’s, el disparo al corazón de los Nerves en Curse, las caricias a Brian Wilson en Monday Song o esa confirmación de rock americano con el descaro inicial de Stones o Faces que es Till the rooster sings.
Qué ganas de que llegue el fin de año para poner nosotros nuestros propios puntos sobre las ies.
*Compra el disco en Naranja y Negro / Rufus RecordingsSuena la corriente: "Till the rooster sings" - Bang 74
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