Aunque la actualidad imprime su marchamo, aunque tratamos de olvidar o dar por no escuchadas las noticas que nunca querríamos oír, no podíamos olvidar en el Río, aunque sea en pequeño homenaje, a un tipo que nos ha dado algunos de los mejores momentos musicales de los últimos años. (...)
No necesitamos panegíricos, ni profusión de datos, ni líneas temporales explicativas de una vida. No lo necesitamos porque ya otros se han encargado de ello, porque la información está a un click.
Pero no lo necesitamos principalmente porque la música de Jason Molina ha apelado siempre directamente al corazón, al músculo de las emociones. Y esas no entienden de fechas, ni edades, ni de causas del deceso. Ya sabíamos de sus problemas, pero no intuíamos que éstos eran tan graves. Y las emociones íntimas que sentimos con Songs: Ohia, y las sensaciones que siempre nos transmitió con Magnolia Electric Co. quedan sólo para nosotros. La soledad que muchas veces atisbábamos en sus canciones es un recuerdo. La espita gloriosa que prendieron Neil Young y sus Crazy Horse y que muchos intentaron lustrar a pesar de la frustración por su incapacidad no iba con Jason Molina. Porque en apenas 15 años, consiguió una de las carreras más suculentas, más emocionantes que hemos vivido en mucho tiempo.
Molina se ha ido, y nosotros nos quedamos aferrados al magnolio.
Amen.
ResponderEliminarNada más que decir...
EliminarLe conocía de Songs: Ohia, no de su etapa Magnolia,...en todo caso, nos alegró la vida y gracias Jason por ello.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Pues Javier, una recomendación: métete en Magnolia, es absorbente.
EliminarUna gran pérdida, uno de esos músicos especiales, tan cerca de la intensidad como de la sensibilidad.
ResponderEliminarsaludos