
Lo cojonudo de internet es que puedes ponerte a buscar algo de información sobre el nuevo trabajo de Los Coronas, Adiós Sancho, y sin saber cómo, acabar en una de esas páginas donde cuelgan las letras de muchos discos y encontrarte con el mensaje de Aún no están disponibles las letras de Los Coronas. Me he suscrito para que me avisen cuando las tengan. (...)
Y mira tú por dónde, ni maldita la falta que hace el no tener esas letras. El instro-rock es casi un concepto vital, una manera de crear historias que quedan apuntadas en el ambiente, en el título y que permiten el juego mental de quien llega a ellas. Porque no tengo la menor duda de que todas estas historias tienen su inicio, desenlace y final. Así las veo y así las escucho. Y lo decimos desde unos papeles digitales que, más allá de las reminiscencias cinematográficas que muchos creen ver en el título, tienen su origen en aquel glorioso Red River Rock con el que Johhny & The Hurricanes humedecieron infinidad de guateques.

Y cuando te sumerges en Adiós Sancho, desde los primeros compases de la canción homónima, sabes que esos elementos típicamente hispanos son ya parte consustancial de su propuesta, pero que en ningún momento les han hecho abandonar la esencia eterna de su música. Y eres consciente de que la trompeta de Yevhen Riechkalov ha tomado un protagonismo esencial, pero que no deja de ser una pieza más de ese puzzle gigante en el que David Krahe y Fernando Pardo tejen sus juegos de guitarras bajo los rudos golpes de mesa de una de las mejores secciones rítmicas de este país. Si los puños de Javi Vacas y Roberto Lozano Loza golpean las caras como lo hacen con sus instrumentos, no seré yo quien discuta con ellos en un tugurio. Aunque en ese tugurio suenen los aires de los Sancho, del Panza al Gracia recordado en este disco, y que hoy, más que nunca, nos permitimos también enlazar con el Pepe, que nos acaba de abandonar sin dejar de ser nunca el eterno Estudiante.
Y saltan al guateque juvenil de Miss Alamo, a las egipcias correrías sincopadas de Cleopatra Stomp, al aire flamenco de La Leyenda del solitario o a esa extraordinaria fusión de lo local con lo caribeño y con la negritud del Shaft de Isaac Hayes que puedes encontrarte en Baila Lola, una de sus mejores canciones en mucho tiempo. Y sigues cabalgando entre las olas de Rockaway Surfers hasta que te das de bruces con esos teclados tan garageros en Dance Danny Dance o Largo 32, en los dedos del productor Craig Schumacher.
Los Coronas no sólo dignifican un género, sino que son capaces de llevarlo a su máxima expresión. Ojalá todos los que lo escuchamos y/o hablamos de él fuéramos capaces de hacer lo mismo.
*Compra el disco la web de Los CoronasSuena la corriente: "Rockaway Surfers" - Los Coronas
El premonitorio título de "Adiós Sancho" pone los pelos de punta.
ResponderEliminarLos Coronas están creando su propio género, una especie de surf ibérico mezclado con trompetas de músicos ambulantes, ritmos latinos y agitanados, que les sale de manera natural, se notan los muchos años de tablas, forjados en el crisol castizo de Malasaña.
Totalmente de acuerdo con lo dicho del temazo "Baila Lola".
Un abrazo.
Se notan tanto sus años y tablas, que saben hacer fácil lo que no lo es. Y Baila Lola me perece un prodigio para todos aquéllos que se llenan la boca con la palabra fusión.
EliminarUn discazo de arriba a abajo, y la ilusión de saber lo que están haciendo con el instro-rock...