Cuando es la intensidad, la tensión, el filo del cuchillo rasgando el músculo el que domina la propuesta, quedamos más que satisfechos. Cuando son esas guitarras afiladas las que rasgan su rabia, su desencanto, su inconformismo, la gota de sangre se extiende como ola sobre la mesa. Llegamos tarde al funeral?, se preguntan Los Radiadores. Es posible, pero lo hacemos para nada en silencio. (...)
Y es ese inicio con Llegamos tarde al fin del mundo, con sus aristas ruidistas, áridas, angostas, el que marca el recorrido de Manual de supervivencia, primer larga duración de los valencianos Los Radiadores, editado por la nueva gente de Bonavena Música. Savia nueva necesaria como la gota de sangre mencionada. El grupo liderado por Raúl Tamarit había publicado el EP Bienvenido (2011) y se enfrentaba ahora a su prueba de fuego.
Que superan sin pudor, con sus anclajes sonoros bien delimitados, tan amplios como desean, pero parapetados tras la uniformidad y contenido obtenidos de unas letras y unas guitarras cortantes. Y lo curioso es que a medida que avanza la escucha, surgen nombres y caminos marcados, pero las canciones van dejando su poso, van ocupando el espacio entre el filo del cuchillo y la carne separada. Como mandan los cánones de la buena canción.
Hasta que te encuentras de sopetón con La voz de los presentes. Y al momento sabes que muchos, demasiados, hubieran dado lo que sea por esa mezcla de energía, de guitarras como sables, y de melodía. Sí, muchos hubieran hecho lo que sea, y algunos ya lo consiguieron. Y es que más allá de cierta preponderancia a asociar a Los Radiadores con la propuesta sonora de Lagartija Nick, que sí, está presente, el aroma a Surfin’ Bichos humea por todo el disco. Y eso son palabras mayores, porque los de Albacete consiguieron tan preciada pócima, y los de Valencia no parecen querer quedarse a la zaga. Capean entre el viejo espíritu punk con ronchones de cerveza en Un viejo robot, anticipo de obsolescencia programada futurible, bailan a espasmos entre el garage gótico crampiano en la canción que da título al disco, anticipan que Ha llegado el caos con juegos de guitarras sutiles, y lo encaran con la chulería del mejor punk-rock de cantina en No me achantaré, tratando de poner punto y final a este sindios, o incluso se permiten glosar sus fijaciones kitsch en una La estrella de la muerte que hubieran firmado con los ojos cerrados Los Nikis o Los Vegetales.
Sí, es cierto que la mente es zarandeada de los 80 a los 2000, y vuelta de nuevo a los 90, y golpetazo en pleno y maldito 13, porque aunque hablemos de nombres, e incluso pensemos en época de gloriosa mala baba de gente como La UVI, Ox Pow o PVP, Los Radiadores provocan la tensión necesaria ahora mismo, en este jodido año, en este jodido rock’n’roll.
Tensión cortante en el muro de sonido.
*Contacta para comprar el disco con Bonavena MúsicaSuena la corriente: "La voz de los presentes" - Los Radiadores
Lo has clavado, my friend, con este estupendísimo post. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Johnny, pero los que lo han clavado han sido ellos, un gran disco.
EliminarAbrazos