Segunda ocasión en siete días la que hemos tenido para disfrutar a José Ignacio Lapido en directo, esta vez en Bilbao. Así que sirvan estas letras como complemento a las ya escritas sobre su concierto en Madrid el último día del más invernal mes de mayo. Porque no hay agua ni frío ni viento que atempere las ansias de recibir una buena sesión de emoción a ritmo de rock. (...)
Porque el hecho de que el set list fuera calcado en ambas ocasiones en absoluto indica una menor deferencia por ya sabido. Cuando uno asiste a un concierto, no lo hace tanto buscando el simple traspaso de unas canciones, escuchadas ya en un reproductor, a esa otra vida paralela que les da forma en directo. Muchas son las razones de escuchar música en vivo. Desde el simple compartir experiencias con otras personas al no menos simple deseo de olvidar una realidad atosigante y claustrofóbica. Pero no tantos son los capaces de entregar además un baño emocional que cada uno enjuaga como buenamente puede.
Así, que evitando el repetir unos argumentos que ya calificamos en su momento como refugio emocional del rock, centrémonos en otros aspectos imprescindibles, como la banda que desde hace años acompaña a Lapido. La guitarra de Víctor Sánchez, siempre entrelazando juegos rítmicos y solistas con el propio Lapido, y que acaba de grabar un excelente EP de seis canciones en solitario, Yo quemé a Gram Parsons (puedes escucharlo en Bandcamp). Las teclas de Raúl Bernal, que entre pianos y Hammond, caracolea dando cuerpo orgánico a unas canciones con la simple intención de hacerlas mayores. Paco Solana al bajo, recio, directo, que también explora sus propias vías en S.U.E. Y las contundentes baquetas de Popi González, enlazando directamente con la tradición sesentera granadina, hijo de Poncho González, quien fuera batería de Los Ángeles, fallecido en accidente de circulación, y a quien su hijo sustituye hoy en día en la misma banda renacida.
Ellos y Lapido son rock americano, del de escuela e identidad, son pop mundano, del de armonía y belleza, son folk atemporal, del de reflexión y ensueño. Y saben lo que se traen entre manos. Hasta el punto de no importarles entrar directamente en Formas de matar el tiempo a la tercera canción del concierto, y quedarse ahí para repasar nueve de las diez joyas que lo componen. Porque saben que ellas lo valen, que ya sea con eléctricas o acústicas, la novedad no va a hacer caer la intensidad. No necesitan el alterne con otras canciones ya más interiorizadas por el público, fiel y entregado. Pareciera una actitud exigente, pero sólo demuestra confianza extrema en su actual trabajo. Saben que el concierto va a ir creciendo, y explotará allí hacia el final, con la nostalgia de unos 091 que hoy en día suenan más vivos que cientos de bandas.
Y a uno le sigue sorprendiendo que la propuesta más emocional, intensa, melódica, reflexiva, poética, del rock de aquí cantado en castellano no ponga el cartel de no hay billetes allá por donde va. Deberemos asumir que el papel del auténtico rock’n’roll, el que nace del blues de carretera, hoy en día, es y será minoritario. No sé, ando en tiempos oscuros…
Feliz de haberlo sentido dos veces en siete días. Y aún con ansia de más. Así que estaremos el 20 de septiembre de nuevo en Madrid. Porque volverá a estar Lapido. Porque será en el 5º Aniversario de la gozosa Ruta Norteamericana de Fernando Navarro. Porque será por una buena causa (ONG Centro Social Tío Antonio, Nicaragua), porque estarán también Los Madison, Coppel (a quien veremos este jueves en Bilbao), The Low Willow (de quienes disfrutamos en silencioso secreto su reciente grabación), porque pinchará el gran Eduardo Izquierdo Chinaski.
Y porque nos volveremos a dar un baño de emoción.
*Apoya la música. Compra el disco en Pentatonia o en tu tienda habitualSuena la corriente: "Desvaríos" - Lapido
Te entiendo perfectamente. A mí no me importaría aunque fuera calcado volver a escuchar en directo otra vez más ese emocional repertorio. Anoto ese 20 de septiembre, lo hablaremos próximamente. Abrazo.
ResponderEliminarPues sería fantástico si te apuntas a ese nuevo baño emocional de septiembre. Lo hablamos...
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