Cuando a mediados de los 70 Jon Landau escribió aquéllo de he visto el futuro del rock’n’roll tras asistir a un concierto de un jovencito de New Jersey, poco imaginaba el carácter referencial que adquiriría esa sentencia con el paso del tiempo. Tras lo visto el jueves pasado en el Big Festival de Biarritz, una y otra vez revolotea esa frase dirigida a otro artista. Vimos los asistentes el futuro del rock’n’roll? Sin duda, sí. Y el pasado, y el presente. (...)
Lo desconcertante, a la vez admirable pero lleno de desasosiego, es que quienes estaban en escena no eran unos chavalines que hubieran sido imbuidos por la varita de la magia. Los cuatro demiurgos que pusieron patas arriba cualquier concepto preestablecido con el que los asistentes acudiéramos a la cita, están ya (o casi) con 70 años a sus espaldas. Y ellos son el futuro del rock’n’roll? Claramente, sí, tal y como lo concebimos en el Río. Por energía, por fuerza, por carisma, por electricidad, por emoción, por intensidad, por delicadeza, por experimentación, … Por mantener aún la necesaria curiosidad que les pueda hacer ir un paso más allá de lo esperado. Y cuentan las crónicas que todo ello no tuvo únicamente conversión física en Biarritz, sino en cada uno de los shows con los que están encarando el Alchemy Tour. Y entonces, cuatro tipos más cerca del adiós que del hola son capaces de encarnar el futuro? Hoy por hoy, sí. Neil Young & Crazy Horse son la mejor banda de rock’n’roll del mundo. Sin el handicap de la edad, del pasado, de la historia. Qué quedará después de ellos? Aterra sólo de pensarlo, pero asombra una música capaz de concentrar toda su magia en cuatro tipos, sea cual sea su edad.
Han pasado cuatro días desde aquella noche y uno esperaría que la euforia sentida se hubiera atemperado. Pero no. El recuerdo ha ido creciendo y creciendo, difuminando la realidad de lo visto, convirtiendo toda la semana pasada en una especie de sueño, de irrealidad vivida, de milagro onírico. Cuesta enfrentarse a otras músicas, cuesta que los dedos paseen entre los discos y no se detengan una y otra vez en los suyos, que el reproductor no los haga sonar en modo continuo. Cuesta siquiera escribir sobre ello. Si tuviéramos un poco de dignidad, ni lo intentaríamos. Si aún así lo hacemos, deberíamos plantearnos en serio cerrar estos papeles digitales para siempre, con uno de los epitafios más sublimes jamás escuchado. Y compartido junto a cantidad de amigos, viejos saboreadores de sensaciones que tampoco salían de su asombro.
El asombro de ver comenzar un concierto con los más de diez minutos de Love and only love, con una interpretación que el 97% de los grupos en activo hubieran soñado como el cierre triunfal de un espectáculo. Para ellos, era el comienzo. El asombro de un Powderfinger que encierra la raíz, la esencia, la razón de ser del power pop. El asombro de encarar su nuevo trabajo, Psychedelic Pill, como si de un clásico se tratara, con el peso abrumador del minutaje de Walk like a giant, con el sonido de las auténticas pisadas del gigante, con el fin del mundo sónico cerrándolo en esa bacanal que Sonic Youth llevan treinta años buscando para descubrir que cuatro jóvenes vejetes llegan a su médula a las primeras de cambio, reunidos en corro Sampedro, Talbot y Young como si comentaran la jugada, con los truenos de Molina presidiendo el akelarre. Y el asombro de pasar a continuación a Hole in the sky, con sus guitarras nacidas al sol de California, su espíritu soul, los Horse dándole el aire gospel y sirviendo de aterrizaje al Neil Young acústico, acompañado de su guitarra y harmónica. Para asombrarnos con la eterna Heart of gold, con la deliciosa delicadeza de Human Highway, con el rescate de una canción tan manida, sobada y descontextualizada como Blowin’ in the wind, recuperando su esencia y grandeza. Dylan debería plantearse regalársela para siempre, por el simple hecho de haber vuelto a hacerla canción. El asombro de un Young al viejo piano destartalado, al piano de garito de humo y cuerpos, al piano de la maravilla de Singer without a song, con un Billy Talbot excelso a los coros y el sentimiento. Y si el asombro nos pudiera hacer pensar que no había forma humana de continuar por esa senda, retorna toda la banda para interpretar la mejor canción que han hecho en muchos años en una versión que por sí sola valía el viaje, el concierto y la comunión. Ramada Inn es el descarnado pero lírico canto a estos tiempos tan oscuros, tan jodidos, donde sólo nos queda quien nos complementa, y tratar juntos de ver cada mañana salir el sol. Y el asombro de un repertorio crudo, sin aristas, sin concesiones a la galería, buceando en la oscuridad de una canción como Surfer Joe and Moe The Sleaze de un disco como Re-ac-tor y haciendo que suene a clásico de siempre. El asombro de saber que estos viejos tienen alma punk y Sedan Delivery nace de la suciedad del garage, de la grasa del rock’n’roll más certero. El asombro de sentirte gritando keep on rockin’ in the free world ahora que a cada día, a cada gobierno, a cada decisión, somos un poco menos libres, en una interpretación más sucia, más brutal, más ralentizada, que entronca con la asombrosa fuerza eléctrica de Mr. Soul, donde el Buffalo es puro cortocircuito desbocado. Y el esperado asombro de cerrar con Hey Hey My My (Into the black), el muro de sonido, la hecatombe eléctrica, el grito desesperado que cierra el círculo, rock’n’roll will never die.
No sé si morirá con ellos o les pervivirá. A los que estuvimos en Biarritz nos da igual.
Porque durante dos horas y pico estuvimos en el ojo del huracán.
Estuvimos vivos y asombrados.
Que te voy a decir que no comentaramos el Jueves, my friend. Noche para el recuerdo.
ResponderEliminarGrandisimo post que retrata todas las emociones vividas. Y como a ti, todavia me cuesta asimilarlo aun habiendo pasado cuatro dias desde entonces...
Un abrazo
Gracias, Mansion, y podemos decir que allí estuvimos...
EliminarCuánta grandeza de crónica en el ojo del huracán. Con tu permiso tomo cojo una frase para ampliar la leyenda. Un gran abrazo, gran friend.
ResponderEliminarNO hace falta el permiso, Johnny, y qué bueno haberlo vivido juntos...
EliminarGran crónica. sin duda, no hay ningún grupo que alcancen su calidad e intensidad, ninguno. De las tres veces que le he visto en directo -la primera con Crazy Horse- sin duda la mejor, aunque evidentemente la emoción de la primera es irrepetible. Me maravilló la calidad del sonido, un directo espectacular y cristalino, disfrute del ambiente de camarería que había sobre el escenario y me sorprendió que no hubiese más espectadores.
ResponderEliminarDaba la sensación de que es una gira de despedida, pues el listado de canciones de los conciertos picotean de toda la discografía. No deja de sorprende que en Bidar recordase el denostado album "Reactor" (para mí con muy notables canciones).
Sorprendentemente, Reactor está presente en casi toda la gira... Y sí, es posible que sea despedida, pues a lo grande, sin duda...
EliminarMuchas gracias.
Red River amigo, es cierto, estábamos en el ojo del huracán. Esos 4 chavales de casi 70 abriles nos hicieron sentir el rock and roll, acuérdate cuando flipábamos en Rockin' in the free world, nuestras caras lo decían todo.
ResponderEliminarLo mejor, es que han pasado 4 días y el recuerdo grandioso sigue creciendo y lo que te rondaré morena.
Un abrazo.
Ya quisiéramos a los 70 estar de esa forma, eh, Savoy?
EliminarAbrazo, man...
Red ri que bien escribes (y que bien hablas cabroncitin) que me ha encantado tu cronica. No quería leer nada para no autoflagelarme aun mas pero la curiosidad mato al gato. Que puesto en la balanza lo ideal sería el doblete pero con una sola eleccion me decidí por 48 horas de intenso tributo a Young que por las dos horas de Biarritz y no me arrepiento. A parte del inmenso placer de conoceros a vos y a ella.
ResponderEliminarAbrazote y a seguir en contacto
Manolo Granpa (desde el curro escaqueitor)
Granpa, tío, sabes que todos nos acordamos de ti en Biarritz, y en parte está contado para que lo sintieras como si hubieras ido.
EliminarEso sí, esas 48 horas no nos las quita nadie...
Abrazón...
Ayyy granpa Granpa BigDad..... que weeeno que pronto nos vemos... un abraaaso Wenry Sóller. See U. Long May You Run !!.
EliminarMuy wena critica...
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