jueves, 25 de julio de 2013

The Low Willows
The Low Willows (Autoeditado, 2013)
Viaje eléctrico


La fascinación por el viaje está más allá de nuestras razones racionales. Supongo que no deja de ser un atávico recuerdo de cuando no éramos más que simples animales nómadas. Y desde entonces, nos movemos a golpe de necesidad espiritual o material. Por descanso, por curiosidad, por dinero, la carretera, el mar o el aire siguen concitando nuestra fascinación. (...)


Los que por varios de estos motivos no nos hemos quedado muy quietos y hemos atravesado océanos y vivido en varios continentes diferentes, sabemos que el buen viaje precisa de compañía. Y ésta no siempre es de nuestro mismo género. Por ello, viejos convalecientes de la enfermedad que preside estos papeles, sabemos que los acordes y las letras son esenciales en ese horizonte por descubrir. De él nace la visión, la esperanza, la energía para el siguiente paso.

El primer trabajo de los madrileños The Low Willows, aún estando caliente, ha acompañado ya más de una carretera, más de un tren, más de un puerto de montaña. Porque en la capacidad evocadora del adiós y del hola, en la ensoñación melancólica del próximo puerto, reside su capacidad de expansión. Un EP de 8 canciones, autoproducido y distribuido, que recuerda el fresco sabor de lo aún por descubrir y la emoción de ser de alguna manera parte del despegue.

Y es que el disco sabe a viaje desértico, del que vaga por las calientes arenas americanas de las que muchos procedemos musicalmente, del Morricone que trasladó aquella imaginería a nuestros propios desiertos, en Low Willow Theme, para posteriormente desarrollarlo con sabor a cactus en el Reprise que cierra el disco.
Y entre medias, la intensidad agónica de Mountain of God y (We’re not in) Kansas Blues, la primera entre gotas densas del sindicato del sueño visto delante de la television, y la segunda estirando la voz de Lindy Wormwood en busca de los registros de la gran Lucinda, pero con vahos verde sobre rojo. Pero saben sosegar la densidad con las cristalinas guitarras de Big Black Evil, dolientes y puras a la vez, campo y ciudad, melancolía y ligereza de espíritu. En Instrumental #1 cabalgan a lomos de instro-rock de taberna y sudor, y en World we lost redescubren la emoción de la Smith del canto aguerrido. Y si quedan dudas sobre su compromiso con el viaje mental, éste lo bordan en la gran versión del tradicional Wayfarin’ stranger, ticket que ya pagaron en su día viajeros tan ilustres como Neil Young, Maria McKee o Tom Russell, entre muchos.

Es el placer de la savia nueva en el camino, aunque alguno sea viejo peregrino conocido de sobra en este Río. Jesús Jerónimo a la guitarra, necesario músico y amante de la música, enfermo, en otra palabra, trasegador contumaz de cuanta historia huela a intensidad, acompañado de las seis cuerdas de Ed Reptile, las cuatro de Juan Carrero y los parches de Rober. Y por encima de tamaños caballeros, la hipnótica voz de Lindy Wormwood, penetrante y nunca impostada, porque ella hizo el viaje inverso, el que le trajo de aquéllos desiertos a éstos, para retornar al hogar entre lap steels y arpas de sierra.

The Low Willows serán excelente inicio de la aventura que el 20 de septiembre celebrará los cinco primeros años de La Ruta Norteamericana en la sala El Sol de Madrid, junto a Lapido, Los Madison y Coppel.

Hasta entonces, hazte con su disco pidiéndolo directamente en su muro de Facebook o en las estaciones obligadas, Radio City y Escridiscos.
Pero apresúrate a tener las maletas empacadas.

Suena la corriente: "World we lost" - The Low Willows


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